Estoril ha presentado su oferta turística esta semana en Barcelona y Madrid. La ciudad, situada a solo 20 kilómetros de Lisboa en la región del Tajo, se extiende desde la playa de Carcavelos a la de Guincho, en el pie de la magnífica Sierra de Sintra. Cada uno de sus rincones puede ser un lugar especial para disfrutar de mil sensaciones y para ver una puesta de sol diferente, ya que Estoril tiene el privilegio de ser el escenario donde cada día el sol se despide del viejo continente.

Praia do Tamariz, en Estoril © Aníbal Trejo

Praia do Tamariz, en Estoril © Aníbal Trejo

El encanto de su litoral ha fascinado a monarcas y aristócratas de todo el mundo, que la eligieron como el lugar ideal para su exilio. Por eso se enriqueció de jardines, villas y palacios maravillosos. La neutralidad de Portugal durante la Segunda Guerra Mundial la convirtió en el centro de operaciones de los espías ingleses y alemanes. El Hotel Palácio, el English Bar o el Casino de Estoril fueron algunos de los lugares frecuentados por estos espías e inspiraron al agente inglés Ian Flemming para escribir la novela “Casino Royal” y crear al personaje de James Bond.

El Hotel Palácio, cinco estrellas, es todavía hoy lugar frecuentado por artistas, directores de cine, jefes de estado y de gobierno que lo eligen para alojarse. El “English Bar”, actualmente Restaurante Cimas, es uno de los más reputados de Portugal y de la región del Tajo. Por su parte, el Casino de Estoril sigue siendo el más grande de Europa y el más importante de todo el país. También la residencia del último rey de Italia Humberto II ha sido transformada en un impresionante hotel, el Grande Real Villa Itália & Spa, ubicado delante del mar.

Entre los palacios más emblemáticos destacan también Pena, Queluz y Mafra. El Palacio Nacional da Pena fue la residencia del rey Fernando de Sajonia, marido de la reina Maria II. Se alza en las cimas más altas de la sierra de Sintra, sobre las ruinas de un monasterio. La naturaleza, la arquitectura y el arte del lugar lo convierten en una de las máximas expresiones del romanticismo del siglo XIX en Portugal.

El Palacio Real de Queluz, llamado el Versalles portugués, es la antigua residencia de verano de la familia real portuguesa. Su construcción contó con la participación de los mejores arquitectos, decoradores y jardineros de Europa. Tiene 16 hectáreas excepcionalmente ajardinadas de la antigua Quinta Real de Queluz y con estatuas que representan a personajes de la mitología clásica.

Por último, el Palacio de Mafra, declarado monumento nacional en 1907, constituye un gran ejemplo de artesanía e ingeniería arquitectónica. Fue construido en el siglo XVIII como regalo y muestra de gratitud del rey Juan V de Portugal a su esposa, la archiduquesa María Ana de Austria, por darle descendencia. Hoy representa una de las edificaciones más suntuosas del barroco portugués.

Más información en www.estoril-portugal.com/es

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