Soy de Horta y me encanta presumir de ello. Por eso siempre que puedo me doy una vuelta por mi barrio sobre todo ahora que he vuelto a vivir en él tras casi veinte años residiendo en l’Eixample. Muchas cosas han cambiado: los vecinos, sus comercios, sus calles…

Añoro aquel Can Gaig, una antigua fonda donde las familias degustaban los domingos su exquisita cocina tradicional (todavía recuerdo ir a comer con mis padres y pedir unos deliciosos canelones). A finales de los 80 Carles Gaig reconvirtió el restaurante de su familia en uno de los referentes de la alta cocina de Barcelona y después se mudó a l’Eixample y a Pedralbes donde ha continuado con su buen hacer en los fogones.

Incluso sus recetas se han desplazado a Asia donde en el año 2017 abrió Gaig Singapur. Dicen que ahora se va a la Torre del Remei, en Bolvir, la Cerdanya, pero a mí me gustaría que volviera a sus orígenes y se quede en su barrio, en Horta.

Pero si hay un establecimiento que se mantiene en el barrio ese es el Quimet d’Horta, uno de los bares tradicionales más famosos de Barcelona y al que, afortunadamente, todavía no llegan los turistas en masa (y que así continúe mucho tiempo).

El Quimet, como se le llama popularmente, es de los únicos establecimientos en el que se respira el ambiente de pueblo que ha caracterizado a Horta durante años. Este barrio barcelonés se anexionó a la Ciudad Condal en el año 1904 por lo que la esencia pueblerina, en el mejor sentido de la palabra, todavía está bastante presente.

Barra del Bar Quimet d'Horta. © Quimet d'Horta

Barra del Bar Quimet d’Horta. © Quimet d’Horta

Decía mi padre que en el Quimet d’Horta se toma el mejor café del barrio. Y tiene razón. Pero no solo hacen un delicioso café sino que también son muy famosas sus tapas, sus bombas y sus chapatas. De hecho ellos se vanaglorian de servir las mejores chapatas de Barcelona.

Son excelentes, cierto, pero yo no suelo ir al Quimet para comerme un bocadillo. Me gusta sentarme en las mesas de fuera de este histórico local, tomarme un café y mirar a las personas que vienen de la Plaza Eivissa y pasan por delante del bar.

Las comparaciones son odiosas pero yo diría que el Quimet es a Horta lo que el Café Zúrich fue a las Ramblas de Barcelona. Aparte de ser un punto de encuentro de jóvenes y no tan jóvenes, este establecimiento tiene más de 85 años de historia.

Creado en abril del año 1927 por Quimet Carlus y Rosita Not, el Quimet era conocido como el bar del loro porque tenían como mascota a un loro gris de cola roja que hablaba, silbaba y cantaba. Juanito, como así se llamaba el pájaro, imitaba perfectamente el silbido del revisor del tranvía, que tenía parada frente al bar, y confundía continuamente a los conductores que iniciaban la marcha cuando el loro silbaba.

Personal del Bar Quimet d'Horta en el año 1966. © Quimet d'Horta

Personal del Bar Quimet d’Horta en el año 1966. © Quimet d’Horta

Después de este apunte histórico con anécdota incluida sólo me queda decir que el personal que trabaja en el Quimet d’Horta es muy agradable y hace que pasar un rato en este local sea una experiencia recomendable. Un must, como dicen los anglófilos.

Pl. d’Eivissa, 10
08032 Barcelona
Tel. 93 358 19 16
info@quimethorta.com

2 Respuestas en este articulo
  1. Qué ganas tengo de conocer Barcelona! Del próximo puente no pasa. Además con memimo me voy a ir con descuento gracias a Confortel hoteles, que da un 20% 🙂
    Carla

  2. Pues a mí no me gusta este bar por el simple echo que nunca he visto una camarera mujer todos los que trabajan siempre son hombres por que lo siempre he visto

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