Cabárceno a lo salvaje
De las tres veces que he recorrido el Parque de la Naturaleza de Cabárceno me quedo con esta última, la denominada visita salvaje, en la que descubrí los entresijos de este espacio natural cántabro situado a escasos 15 kilómetros de Santander, Cantabria. Con este recorrido en el que estás todo un día acompañado por una persona del parque puedes dar de comer a un elefante y a las jirafas, tocar a un fiero rinoceronte o recibir un húmedo besito de un león marino.
En el Parque de la Naturaleza de Cabárceno viven animales de los cinco continentes en régimen de semilibertad ya que se reparten entre varios recintos de gran amplitud en el que incluso pueden cohabitar varias especies. No en vano la superficie del parque es de 750 hectáreas.
En el Parque de la Naturaleza de Cabárceno predomina un increíble paisaje kárstico que se puede vislumbrar desde muchos puntos del recorrido por el recinto que está atravesado por más de 20 kilómetros de carretera. En la actualidad ya se puede ver lo que será la próxima novedad del parque y que entrará en funcionamientos este año: un teleférico desde el que se podrán vislumbrar a los diferentes animales desde una perspectiva diferente.
En la visita salvaje aparte de ver puedes tocar y de qué manera. Solo la pueden hacer un máximo de cuatro personas por lo que el guía acompañante puede estar exclusivamente dedicado a tus dudas y preguntas y te explica algunas cosas que, seguramente, en un recorrido estándar por el parque no le daría tiempo a hacer. Y es que el tour salvaje dura todo el día, desde las 10.00 a 17.00 horas e incluye la entrada al parque y una comida en el restaurante Los Osos.
Una visita salvaje a Cabárceno en jeep
El recorrido por Cabárceno se hace en un jeep con el que se puede acceder a algunos lugares que con un coche o a pie no se podría como, por ejemplo, el recinto de los osos, de los que ya os daré más datos un poco más tarde.
Este itinerario exclusivo comenzó en la zona donde viven los elefantes africanos que nos recibieron ávidos por comer las manzanas que llevábamos en la parte de atrás del vehículo. La verdad es que nunca había visto a un elefante tan de cerca y me sorprendió la pericia que tienen para encontrar las manzanas en la hierba o cómo siguiendo mis indicaciones (a la derecha o a la izquierda) ellos dirigían su trompa para coger su preciado trofeo. O eso me lo pareció a mí. Lo que aprendí de los elefantes africanos no me gustó tanto ya que me enteré que son bastante más peligrosos de lo que parecen porque, como te pillen, te golpean con su trompa, te pisotean y para rematarte te hincan el colmillo. Vamos que no son unas hermanitas de la caridad.
Lo que me encantó de la visita salvaje fue alimentar a Cristina, un ejemplar que perdió un ojo y fue rechazado por su madre, a la que pude dar más de veinte pomas sin cesar. Aunque debo de reconocer que después de lo que me explicó de los elefantes Fernando, el estupendo guía que tuvimos durante la visita salvaje, le acerqué las manzanas a Cristina con más miedo que vergüenza. Solo hace falta ver la cara que tengo en esta foto.
A continuación nos acercamos a saludar al rinoceronte al que tenían apresado con unas sujeciones que se usan para poder tratar sus enfermedades y donde pude tocarle y ofrecerle alfalfa.
El rinoceronte es un animal que impone (no vale acordarse de Jim Carrey en Ace Ventura) aunque también apena saber cómo masacran a este perisodáctilo para arrancarle el cuerno del que dicen que tiene propiedades afrodisíacas. Pese a que es un animal muy fiero mientras está sujeto se deja tocar y llama la atención lo caliente que tiene la piel por lo que no es de extrañar que noten cuando algún insecto les pica.
La visita salvaje te acerca a las jirafas en una especie de mirador al que llegan con su largo cuello para engullir las numerosas zanahorias que allí se les da. La jirafa es un animal elegante y bello y lo que nadie se imagina es que huele realmente mal ya que tiene una saliva muy concentrada cuyo olor es hediondo.
Aunque el momento álgido del recorrido fue entrar con el jeep al recinto de los osos mientras les dan de comer. Aunque es una visita muy segura ya que se entra con un coche de refuerzo en el que los ocupantes van armados, siempre te queda la duda de si los dulces y apacibles plantígrados se pueden volver locos de atar y atacar el vehículo.
Además de elefantes, rinoceronte y osos, la visita salvaje te lleva a ver a las cebras grevy, a los leones marinos y a los gorilas. Aunque a mí realmente lo que me impresionó fue interactuar con las aves rapaces y la mini exhibición de cetrería de la que fuimos protagonistas.
De la foto que me siento más orgullosa es de ésta que me hizo el colega Pedro Balagué de @elmundobolsillo en la que se ve claramente cómo le planto cara a esta águila imperial que me mira fijamente y con ojos tiernos. Debo de reconocer que, pese a que el ave estaba muy tranquila, yo no lo estaba tanto. Pero de eso se trata la visita salvaje de Cabárceno, de emociones, experiencias y sensaciones.
Más información sobre horarios y precios para visitar el Parque de la Naturaleza de Cabácerno
Espero que no te enseñaran solamente eso de los elefantes, porque la especie produce solamente 100 muertes anuales (Los perros producen 25.000), y en su mayoría son casos de: Animales en cautividad que presentan estereotipias (por suerte, Cabárceno es de los pocos lugares en España donde pueden presumir de tener bien a los elefantes), animales en zona de guerra (En Gorongosa, debido a los 20 años de guerra civil con furtivismo salvaje, los elefantes atacan porque durante dos décadas cientos de humanos les han despedazado) o en zonas conflictivas donde el ser humano ha tenido encontronazos por los recursos. Por lo demás, puedes perfectamente acariciar a un elefante salvaje de 3 toneladas sin temer por tu vida. Mucho más interesante es saber que son animales con vidas afectivas tan estrechas como las nuestras (de hecho muchos de estos ataques son represalias por matar a sus compañeros) que resuelven problemas, se reconocen unos a otros y a ellos mismos, recuerdan durante décadas, aman, odian y sufren, ya no solo el dolor físico, también la muerte de sus seres queridos.
Post muy interesante, aunque lamento que Cabárceno rentabilice tanto enseñar sus entresijos, cuando hace años lo hacía de forma gratuita para estudiantes de biología o veterinaria para que aprendieran un poco más de temas interesantes, fomentando la labor divulgativa y formativa del parque! Aunque este no es lugar para hablar de esto último, pues a pesar de ello es uno de los pocos zoológicos de España que consiguen tener a felinos y paquidermos en condiciones bastante buenas para lo que supone la cautividad para estas especies.