Dormir como la nobleza en el Palacio Guendulain de Pamplona
Situado desde el siglo XVIII en el centro de Pamplona y testigo de la historia de la ciudad, el Palacio Guendulain ha abierto sus puertas al público convertido en un hotel de cuatro estrellas. Se trata de uno de los palacios más importantes de Navarra, que aparece reflejado como visita obligada en los planos turísticos de la ciudad, y que ahora, más que nunca, será partícipe de la vida de la ciudad en su nueva faceta de hotel. Con más de 3.000 metros de extensión y una fachada de 38 metros y grandes balcones, el edificio es, desde el siglo XVIII, propiedad de los condes de Guendulain, quienes mantienen su vinculación al edificio, ahora hotel gestionado por la firma MHM.
Durante el proceso de restauración iniciado en el año 2007 se han querido mantener todos los elementos propios del edificio, uno de los palacios más importantes de la región. El edificio destaca ya en su entrada, donde el escudo original de la familia propietaria invita a adentrarse en un recorrido por la grandeza de los últimos siglos del pasado milenio. Para ello, se han recuperado desde las tarimas antiguas o las molduras de las paredes hasta las rejas del patio y cuadros. Con este afán por mantener su esencia, el hotel alberga otros elementos propios del palacio, como una espectacular carroza del siglo XVIII que se exhibe en el hall o la colección de coches de finales del siglo XIX y principios del XX, entre los que se encuentran un Phaeton y un Daimler, todos ellos propiedad de la familia propietaria.
Igualmente, en la decoración de los salones se han querido mantener algunos de los tapices, cuadros y muebles originarios de la casa, invitando al visitante a sentirse miembro de la nobleza del siglo XVIII. El primer piso del edificio es la planta noble del palacio que, en este proceso de restauración, ha sido respetada en su totalidad. En ella se localizan siete salones, como los destinados a albergar el restaurante gastronómico, donde se pueden degustar interesantes platos de temporada basados en la cocina Navarra y Vasca, una carta para la que se ha contado con el asesoramiento de Pedro Olmedo, en la que destacan la ensalada de verduras de temporada crudas y asadas con vinagreta de jamón, el rape a la broche con escalibada de berenjenas especiadas y soja o el tatín de pera al vino y helado de chocolate blanco.
Otro de los espacios de la planta noble es ahora un salón de lectura mientras que los otros tres se destinan a la celebración de reuniones para quienes quieran celebrar sus encuentros en un entorno único.
Las 25 habitaciones del hotel – 14 Clásicas, 9 Deluxe y 2 Suites- están localizadas en la segunda y tercera planta del palacio. En la segunda, las estancias cuentan con vistas, bien a la calle Zapatería y la Plaza del Consejo o al evocador patio del palacio, donde se encuentra la cripta y la colección de coches antiguos del Conde de Guendulain.
Por su parte, algunas de las habitaciones de la tercera planta cuentan con una estructura abuhardillada. Todas las estancias están decoradas siguiendo el estilo clásico del hotel, utilizando para ello muebles propios del palacio como los cabeceros, las mesas de noche o los cuadros. Mientras, los cuartos de baño ponen el contrapunto con un aspecto moderno con el que se completa el servicio de lujo a los clientes al ofrecer las máximas comodidades de un hotel de cuatro estrellas.
La situación del hotel permite al visitante disfrutar cómodamente de la ciudad y sus fiestas, especialmente de San Fermín, ya que se ubica junto a la célebre calle de la Estafeta. De hecho, justo frente al Palacio Guendulain, cada 7 de julio la procesión de San Fermín hace un alto frente a su fachada donde se escucha la canción “Glorioso San Fermín, venimos a cantarte, mayores y chavales…” que la coral Santiago de la Chantrea le dedica al patrón de la ciudad desde 1977.
Pero puesto que Pamplona no son sólo los sanfermines, el hotel sigue siendo una gran opción para conocer la ciudad, ya que se encuentra muy próximo a algunos de los más interesantes edificios y monumentos de la capital navarra, como la Catedral de Santa María, el Museo de Navarra, la Iglesia de San Saturnino o el Ayuntamiento. Además, tan sólo con salir del hotel, se puede disfrutar de una de las calles más hermosas de la ciudad, alojándose en uno de los grandes palacios de visita obligada.
El Hotel Palacio Guendulain contará además con una cafetería con acceso desde el exterior. En este espacio, llamado “7 del Siete” en referencia directa a las fiestas patronales, se podrá encontrar una amplia selección de pinchos y un menú del día que podrá diseñar el propio cliente a partir de distintas propuestas. Para celebrar su inauguración, el hotel ha lanzado una tarifa especial con la que es posible reservar la habitación doble desde 120€ la noche con desayuno continental incluido.