Gijón pone de relieve su pasado romano
Gijón/Xixón se presenta en Asturias y en toda la cornisa cantábrica como un lugar de referencia cultural de época romana. Para resaltar la singularidad e importancia de este período de la historia se ha creado la marca Gijón Romano, que se ha presentado esta semana en el Museo Arqueológico de Madrid. En este sentido, Gijón ofrece elementos histórico-arqueológicos de especial relevancia como el castro prerromano y romano Campa Torres, el centro urbano de Cimavilla y los núcleos rurales o villae de Veranes.
Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres
El castro de Campa Torres es un poblado castreño de época prerromana (desde el siglo VI a.C.) identificado como el posible oppidum Noega en las fuentes clásicas. Este lugar, que destaca por la producción metalúrgica y por su actividad comercial desde tiempos prerromanos, constituye el origen de Gijón.
Este castro, el más extenso de la costa cantábrica, se romanizó en época de Augusto tras las guerras de conquista contra cántabros y astures. En sus inmediaciones se levantó una gran torre con una inscripción dedicada al emperador, que funcionó como faro. Este monumento simbolizaba la llegada de Roma a orillas del mar Cantábrico y el dominio completo de la península Ibérica. A partir del siglo II d.C. se cree que los habitantes del castro se fueron trasladando a un nuevo núcleo en el actual barrio de Cimavilla de Gijón.
El castro de la Campa Torres se excava por primera vez en 1783 a instancias de Jovellanos pero los trabajos se pararon y no se reanudaron hasta la década de los ochenta del siglo pasado. En 1995 se inaugura el Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres.
Arqueología romana del centro histórico de Gijón (barrio de Cimavilla)
A mediados del siglo I d.C. se funda en el actual barrio de Cimavilla un nuevo núcleo romano que fuera un gran centro regional. Aquí destacan algunos espacios como el Museo de las Termas Romanas de Campo Valdés, un complejo termal de carácter público donde se tonificaba el cuerpo a través de baños calientes y fríos, saunas y ejercicios físicos. A finales del siglo XX se descubrió la existencia de una factoría de salazones datada en los siglos III y IV d.C. De este emplazamiento se conservaban algunas piletas rectangulares que se usaban en época romana para fabricar conservas y salsas de pescado. Este yacimiento se soterró por exigencias del diseño urbano de la zona, quedando a la vista únicamente el llamado Pozo de la Barquera cuyo aspecto actual data del siglo XVI.
El pozo romano de Tabacalera, por su parte, es una edificación civil datada entre el periodo tardorromano y la Edad Media. Las ruinas encontradas corresponden a la parte subterránea de una edificación con forma de torre. Por último la muralla tardorromana se levantó durante el Bajo Imperio (finales del siglo III, principios del siglo IV) y es la obra más monumental del Gijón antiguo perdurando su función hasta fines de la Edad Media cuando fue destruida.
Villa Romana de Veranes
De la villa romana de Veranes, de mediados del siglo IV d.C., se conserva la parte de la residencia señorial denominada por la fuentes clásicas como pars urbana y algunos edificios del área de servicios de la llamada pars rustica. Este yacimiento, muy bien conservado, permite contemplar numerosos espacios de representación de la villa romana como salones de recepción, pórticos, comedores o baños, entre otros lugares, destinados a recibir a la clientela y a las embajadas, y para celebrar cenas y banquetes.
En el siglo VI la mansión se abandona y durante la Edad Media y hasta el siglo XV algunas partes de esta villa se utilizaron para fines litúrgicos y de culto.