Praga en invierno
Ciudades centroeuropeas como Praga viven con el estigma de que no son lugares para visitar durante los meses más fríos del año. Sin embargo, es precisamente durante la estación invernal cuando la capital muestra una faceta aún más atractiva e inusual.
Es el momento de las tradiciones navideñas, las ciudades viven sus animados carnavales y el romanticismo se manifiesta para celebrar a San Valentín (aunque en República Checa se festeja el 1 de mayo).
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Vídeo de Praga en invierno
Lo cierto es que la capital checa dispone de una oferta turística tan amplia que sería una pena centrarse exclusivamente en la estación estiva como destino de vacaciones. Es cierto que en invierno hay menos horas de sol, pero esto permite admirar la ciudad bajo una luz tenue que extrae de sus monumentos una belleza casi irreal.
Puede que llueva más, pero el brillo de la piedra de la calzada y el trasiego de paraguas regala imágenes asombrosas. Además, una nevada es la excusa perfecta para refugiarse en los mejores cafés y cervecerías de la ciudad.
Dos planes muy navideños
Dos actividades perfectas para el mes de diciembre son, en primer lugar, recorrer la ciudad antigua tras los pasos del farolero de Praga, que sale de la plaza Křižovnické náměstí y va encendiendo las farolas de una en una. La segunda opción es deslizarse por las pistas de hielo instaladas por la ciudad.
Entre las que se encuentran al aire libre están la del Parque de Hielo de la Torre, junto a la torre de televisión de Žižkov, y la de Na Frantisku, en Kozí Street, in Prague 1.
Algunos centros comerciales, como la Galerie Harfa, también colocan pistas de hielo en la azotea. Quienes prefieran una pista cubierta, sólo tiene que dirigirse al Ice Arena Letnany o al Malá sportovní hala, en el pabellón ferial de Holesovice.
Cafés históricos y con glamour
Uno de los placeres que regala el frío es la agradable sensación de entrar en calor en un café, y en Praga hay muchos, tanto históricos como vanguardistas. Destaca el Café Louvre, que cuenta con varios espacios como restaurante, sala de billar, terraza y una bonita cafetería belle époque.
Otro refugio perfecto, pero con aires art déco, es el Café Cine Lucerna, con sus grandes espejos y elegante decoración. También el Grand Café Orient, la única cafetería cubista del mundo, ubicada en la primera planta de la Casa de la Madonna Negra.
Otros que tampoco pasan desapercibidos son el Café de la Casa Municipal, con su mobiliario art nouveau y el Café Slavia, uno de los más frecuentados en el pasado por artistas e intelectuales.
Museos originales
Cuando se viaja a Praga durante los meses más lluviosos, se corre el riesgo de que caiga algún chaparrón, pero no es problema porque hay tantos museos que incluso agradecerás un buen temporal.
Además de las grandes pinacotecas, es interesante profundizar en algunas personalidades checas como el escritor Franz Kafka, cuyo museo se sitúa en la antigua fábrica de ladrillos Herget. Sus salas albergan documentos, primeras ediciones, manuscritos y dibujos no expuestos anteriormente.
Otra propuesta es el Museo Mucha, el único del mundo dedicado a este artista modernista que nos enamora con sus carteles y paneles decorativos.
Grandes espectáculos
La vida cultural de Praga se proyecta en múltiples espacios, como museos, galerías de arte y, también, en teatros donde se exhiben espectáculos de gran calidad por un precio inferior al de otras capitales europeas. Aprovecha tu viaje a Praga en esta época para asistir a alguna ópera, un concierto de música clásica, o una obra de teatro.
Entre las salas más recomendables están el Teatro Nacional, el Teatro de los Estamentos y la Ópera. Todos ellos en preciosos edificios históricos.
El arte de Černý
Divertido y polémico, el escultor checo David Černý aporta la nota original a muchos rincones de Praga. Basta con ponerse la bufanda y recorrer las calles y plazas en busca de sus esculturas, repartidas por distintos rincones de la ciudad.
Algunas instalaciones, como la de los bebés que trepan por la Torre de Televisión de Žižkov o la cabeza de Kafka, seguro que te suenan, pero hay otras que seguro que te sorprenderán.
Ruta de microcervecerías
La bebida que más se relaciona con la República Checa es la cerveza, y seas o no amante de la misma, disfrutarás conociendo sus secretos en un tour guiado por empresas tan profesionales como Prague Craft Beer Tours.
Estas rutas se organizan con un número reducido de personas y se visitan cervecerías históricas y microcervecerías donde conocer de primera mano todo el proceso. Incluso se puede asistir a un taller práctico.
Gastronomía checa
La cocina checa reina especialmente en invierno, ya que cuenta con un buen número de recetas de cuchara que hacen entrar en calor al instante. Es el momento de pedir carpa rebozada, uno de los platos imprescindibles en Navidad, un contundente goulash, una sopa de verduras o cualquier receta con carne de cerdo, porque en estos meses se realiza la matanza.
Algunos lugares recomendables donde degustar la mejor gastronomía tradicional checa son el elegante Café Imperial o el U modré kachničky, que cuenta con dos restaurantes, uno de ellos en un edificio barroco del siglo XVI. Y si prefieres un ambiente más informal, basta acercarse a cervecerías como Kozolovna U Paukerta, los distintos bares de Lokál, o Vinohradský Parlament.
Un crucero por el Moldava
Las ciudades con río siempre parecen envueltas en un halo mágico, y en el caso de Praga esa magia se multiplica porque la panorámica que se obtiene desde el Moldava (Vltava, en checo) abarca grandes atractivos.
¿Sabías que, con sus 430 km, es el río más largo de República Checa? Pasar debajo de los puentes praguenses al atardecer, mientras la capital se ilumina, es algo inolvidable.
Existen varias opciones, desde un simple paseo en barco hasta un crucero con cena o navegar en una romántica góndola. Algunas empresas que ofrecen cruceros son Paroplavba y Venecia de Praga.
Planes para familias
Si viajas en diciembre es bonito recorrer el centro para ver los edificios iluminados, los pasadizos con guirnaldas de luces y los árboles navideños de gran tamaño, como el de la Plaza de la Ciudad Vieja.
Durante el día se pueden conocer lugares como el Reino de los Ferrocarriles, donde se encuentran dioramas con trenes a escala. Es un espacio que encantará a los más pequeños, al igual que el Museo de los Transportes Públicos de Praga, al que se puede llegar en el tranvía histórico 43.
Su colección permanente incluye cuarenta vehículos históricos, fotografías, documentos, dibujos y mapas de ruta.
Junto al Puente de Carlos encontrarás también el Museo de Karel Zeman, un espacio dedicado a este afamado director, diseñador y animador de cine. Dirigió películas como El fabuloso mundo de Julio Verne y El fabuloso barón Munchausen. No es un museo convencional, sino que el visitante puede interactuar y reproducir los trucos empleados por Zeman.
Y, por último, ¿por qué no vivir una experiencia sorprendente en el Museo de los Sentidos? Allí nada es lo que parece: juegos visuales, habitaciones invertidas, camas de clavos o caleidoscopios.
Guía práctica de República Checa
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