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Omán pone en valor sus cinco joyas Patrimonio Mundial: un recorrido por la historia y el legado del país

Omán, situado en el extremo sureste de la Península Arábiga, es uno de los destinos más enigmáticos y fascinantes de Oriente Medio. Lejos del turismo de masas y con una identidad cultural profundamente arraigada en la tradición árabe y en su histórico papel como puente entre Oriente y Occidente, el país está apostando con fuerza por dar a conocer su legado histórico. Una muestra de ello son sus cinco enclaves declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO, auténticas joyas arqueológicas, culturales e históricas que permiten comprender la evolución de la civilización en esta región desde la Antigüedad hasta la Edad Media islámica.

Estos sitios se encuentran distribuidos a lo largo del país y narran capítulos clave del pasado omaní: fortalezas medievales, civilizaciones prehistóricas, antiguas rutas comerciales y sistemas hidráulicos que siguen funcionando siglos después. Cada uno de ellos cuenta una faceta distinta del desarrollo humano y colectivo en esta parte del mundo, convirtiendo a Omán en un destino imprescindible para los amantes de la historia, la arqueología y el turismo cultural.

El Fuerte de Bahla: una fortaleza legendaria en las montañas

Inscrito como Patrimonio Mundial en 1987, el Fuerte de Bahla es uno de los ejemplos más antiguos y mejor conservados de arquitectura defensiva en el mundo islámico medieval. Situado al pie de las montañas Jabal Akhdar, este impresionante complejo fortificado fue entre los siglos XII y XV el bastión de la poderosa tribu de los Banu Nebhan, que dominó las rutas de comercio del incienso entre el interior de Omán y las ciudades costeras.

Fuerte de Bahla, Patrimonio Mundial UNESCO desde 1987

Construido con ladrillo de adobe y reforzado con muros monumentales, el fuerte destaca por su compleja planificación arquitectónica, que incluye torres de vigilancia, pasadizos interiores y una antigua mezquita. Restaurado durante más de 25 años para evitar su deterioro, hoy es uno de los iconos culturales del país y una visita imprescindible para quienes viajan al interior de Omán.

Bat, Al Khutm y Al Ayn: tumbas prehistóricas en el desierto

En pleno desierto omaní se encuentra uno de los conjuntos arqueológicos más enigmáticos del mundo: los sitios de Bat, Al Khutm y Al Ayn, declarados Patrimonio Mundial en 1988. Se trata de una red de asentamientos y necrópolis de más de 5.000 años de antigüedad, pertenecientes a la Edad del Bronce. Su rasgo más característico son las llamadas tumbas de colmena, estructuras circulares construidas con piedra seca que se alinean en las colinas como un antiguo cementerio monumental.

Bat, Al Khutm y Al Ayn Patrimonio Mundial UNESCO 1988

Considerado por la UNESCO como el conjunto arqueológico de la Edad del Bronce mejor conservado de Arabia Oriental, sigue siendo objeto de estudio por parte de arqueólogos de todo el mundo. Sus hallazgos han permitido conocer cómo estas sociedades antiguas desarrollaron técnicas de construcción avanzadas y establecieron rutas comerciales a larga distancia siglos antes del auge de Mesopotamia.

La Tierra del Incienso: rutas comerciales milenarias

Durante más de dos mil años, Omán fue uno de los centros neurálgicos del comercio del incienso, una de las mercancías más valiosas del mundo antiguo. La UNESCO reconoció en el año 2000 el papel histórico del país al declarar Patrimonio Mundial la zona conocida como La Tierra del Incienso o Land of Frankincense. Este conjunto incluye el bosque de Wadi Dawkah, donde crecen los árboles de resina de incienso, el antiguo oasis de Shisr/Wubary los puertos históricos de Khor Rori y Al Baleed, desde donde se exportaba esta preciada mercancía a Egipto, Roma, Mesopotamia, India e incluso China.

Hoy, recorrer estos lugares es adentrarse en una historia de caravanas, rutas del desierto y contactos interculturales que forjaron civilizaciones. Además de su relevancia histórica, los paisajes naturales que rodean esta región son de una belleza sorprendente, especialmente durante el khareef, la temporada monzónica que transforma el paisaje del sur de Omán en un oasis verde.

Los sistemas de irrigación aflaj: ingeniería hidráulica sostenible

El cuarto Patrimonio Mundial de Omán es un ejemplo de sostenibilidad ancestral. Declarados en 2006, los aflaj son sistemas tradicionales de irrigación que transportan agua desde manantiales y acuíferos mediante canales subterráneos y superficiales. Basados en la gravedad, estos canales distribuyen el agua a los campos de cultivo y palmerales, permitiendo la agricultura en zonas áridas desde hace más de 1.500 años.

Declarados Patrimonio Mundial UNESCO en 2006, los aflaj son sistemas tradicionales de irrigación que transportan agua desde manantiales y acuíferos

Aún en funcionamiento, los aflaj son un ejemplo de organización social y gestión colectiva del agua. Cada comunidad regula de forma equitativa el reparto del recurso, preservando un modelo agrícola respetuoso con el entorno y transmitido de generación en generación.

Qalhat: la antigua ciudad del mar Arábigo

El sitio más reciente en ser declarado Patrimonio Mundial (2018) es la antigua ciudad de Qalhat, situada en la costa oriental de Omán. Entre los siglos XI y XV fue un puerto clave en las rutas marítimas del océano Índico bajo el dominio de los príncipes de Ormuz. Desde aquí salían barcos hacia África oriental, India y el Sudeste Asiático, transportando especias, cerámica, seda, oro y –cómo no– incienso.

Tumba de Bibi Maryam en Qalhat

Aunque hoy solo quedan sus ruinas, Qalhat conserva un aura fascinante vinculada al misterio de su abandono. La construcción más emblemática del lugar es la Tumba de Bibi Maryam, una joya arquitectónica que revela influencias persas y árabes.

Patrimonio vivo en un país que mira al futuro

Lejos de ser meros vestigios arqueológicos, estos cinco enclaves forman parte de la identidad viva de Omán. El país está integrando su legado histórico en una estrategia turística respetuosa que prioriza la autenticidad cultural, la preservación del entorno y el desarrollo sostenible de sus comunidades locales. El viajero que recorre Omán descubre un país hospitalario, lleno de contrastes naturales –desde desiertos dorados hasta fiordos en Musandam o playas vírgenes en el sur– y una cultura que mantiene sus tradiciones con orgullo.

Más información: www.experienceoman.om

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