La historia de Andorra está unida a su pasado industrial. El país de los Pirineos inició su andadura hacia la modernización a principios del siglo XX. Este recorrido histórico se recoge en los centros de interpretación y en los museos nacionales, donde se ejemplifica el modo de vida de los antepasados andorranos y la importancia de las pequeñas industrias para el desarrollo del país.

Las condiciones orográficas de Andorra, rodeado de valles montañosos, centraron las actividades de sus habitantes en la vida rural, pero también a sacar provecho de los recursos naturales para la fabricación de hierro. Este proceso siderúrgico puede comprenderse mejor sobre el terreno, a través de la Ruta del Hierro. Un itinerario que invita al visitante a descubrir los recursos vinculados con el proceso de obtención, transformación y comercialización de este mineral, desde principios del siglo XVII hasta finales del siglo XIX.

Minas, carboneras, forjas, hábitat minero y siderúrgico son algunos ejemplos de este recorrido que discurre por un paisaje cultural y natural de alta montaña y que puede realizarse a pie o a caballo. La Ruta del Hierro acerca al visitante a otros puntos de interés como la Farga Rossell (centro de interpretación del hierro), la mina de Llorts, el camino de los arrieros y el itinerario de los Hombres de Hierro, Sant Martí de la Cortinada y el Museo Casa de Areny-Plandolit.

Casa Areny Plandolit

Casa de Areny-Plandolit

La Farga Rossell es una de las últimas fraguas activas de Andorra y un ejemplo de una pequeña industria del país. Este centro de interpretación del hierro explica, a través de un montaje audiovisual y una demostración ‘in situ’ la transformación del mineral en lingotes de hierro, usando las herramientas de antaño, incluso el molino de agua restaurado recientemente.

Este período de esplendor vivido en el Principado fue marcado por la familia Areny-Plandolit, una de las más influyentes del país y la única aristocrática. La casa de Areny-Plandolit es uno de los museos etnográficos más emblemáticos del país y muestra el estilo de vida de una familia en auge económico, gracias a sus actividades con la industria del hierro. El mobiliario y el menaje muestran la condición social de este linaje que residió en el municipio de Ordino hasta principios del siglo XX.

De la comercialización de tabaco a la comunicación postal

Durante casi 50 años (1909-1957) la fábrica de tabacos Reig fue uno de los referentes en Andorra. El cultivo y la fabricación de tabaco cambiaron las costumbres de los andorranos y sus pueblos que vieron en la comercialización de este producto un medio de vida. En el Museo del Tabaco el visitante tiene la oportunidad de descubrir, a través de una muestra multimedia, los procesos de elaboración del tabaco, la fabricación y su distribución. Los aromas y artilugios todavía se conservan en la antigua fábrica Reig.

En 1914 se construyó la primera carretera que comunicaba Andorra con España, en concreto con la Seu d’Urgell, y en 1933 se completó el trazado hasta Pas de la Casa, en la frontera con Francia. La creación de vías de comunicación por carretera favoreció la aparición de los primeros automóviles en el país de los Pirineos.

Algunos de estos ejemplares se encuentran en el Museo Nacional del Automóvil y explican al visitante como se utilizaban estos vehículos de motor para el transporte de personas y mercancías. Es una de las colecciones más importantes del sur de Europa y muestra la evolución histórica de estos vehículos hasta la segunda mitad del siglo XX.  El museo está formado por 80 coches, 60 motocicletas y un centenar de bicicletas.

Otro ejemplo de la evolución del país es la comunicación por carta. En 1928 el gobierno español creó un servicio postal con Andorra y tres años después se hizo con Francia. La comunicación a través de misivas contribuyó a la transformación de la forma de vida en los valles andorranos. El Museo Postal, situado en la restaurada borda Raser, introduce al visitante en el mundo del correo, como medio de comunicación del país, y conserva el patrimonio filatélico de Andorra.

Y si el correo postal fue una revolución en el país, la llegada de la red eléctrica permitió a los andorranos cambiar sus costumbres. En 1929 se crearon las primeras instalaciones eléctricas, en Escaldes-Engordany, que empezaron a funcionar en 1934. Este repaso histórico se descubre en el Museo de la Electricidad, donde se podrá experimentar y descubrir diferentes leyes de la electricidad mediante talleres educativos. Una ilustrativa manera de conocer la más reciente historia de Andorra, aunque existen otras actividades que desvelan el patrimonio histórico y cultural del país de los Pirineos.

Más información: www.andorra.ad

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