A la rica aurora boreal en Noruega
Es tiempo de ver auroras boreales en el hemisferio norte (y de polares en el sur). Yo las pude contemplar hace ya algún tiempo en Noruega. Mi destino fue Tromsø, a unos 350 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, una perfecta base de operaciones ya que aquí hay establecidas varias empresas, como Arctic Guide Service, que organizan salidas para contemplar y hacer fotos a una aurora boreal.
Yo tuve la oportunidad de realizar dos excursiones que, para vuestra información, tienen un precio aproximado de 100 euros cada una, en las que no solo puede ver caprichosas y, a veces, escurridizas auroras boreales sino que pude comprobar qué bien montado lo tienen los noruegos ya que las salidas están preparadas hasta el más mínimo detalle. No hay que dejarse engañar por el precio de las excursiones ya que, si bien a bote pronto pueda parecer caro, está más que justificado porque las empresas se lo curran como se dice coloquialmente.
Los responsables de las excursiones te citan a una hora determinada y allí valoran si las previsiones de actividad de aurora boreal son buenas -aunque muchos de ellos saben si se dejarán ver tan solo mirando hacia al cielo-. Los participantes son trasladados en un autocar o en varios, dependiendo del número de excursionistas, a lugares alejados de la ciudad ya que así se evita la contaminación lumínica.
Para ver este curioso fenómeno atmosférico provocado por el choque de partículas eléctricas procedentes del Sol con el campo magnético de la Tierra es básico que la noche esté despejada por lo que los guías siempre van a buscar los sitios donde el cielo no esté nublado. No os extrañéis si en una noche os llevan a cuatro o cinco emplazamientos.
Asimismo, los cicerones que acompañan a los ávidos caza auroras tienen conocimientos de fotografía por lo que saben aconsejar a los presentes sobre cómo captarlas o incluso les configuran las cámaras (yo tenía a mi profesor particular) para poder tomar una instantánea para llevarse orgullosos a casa.
Las salidas duran aproximadamente siete horas y, normalmente, se divisan auroras boreales aunque hay veces que no hay suerte y no se ven. El autobús está equipado con un baño y, a media excursión, se hace un descanso en el que se puede tomar chocolate caliente con galletas, ideales para combatir el frío que hace en esas latitudes.
Cabe decir que en Tromsø no hace tanta rasca ya que por esta localidad costera pasa la Corriente del Golfo que templa sus temperaturas. Sin embargo en el interior de la Laponia Noruega el termómetro baja bastante, a unos -25ª aproximadamente (dependiendo del mes), por lo que es básico ir bien abrigado con prendas adecuadas.
El clímax de la excursión es ver una aurora boreal. La primera vez te quedas con la boca abierta ya que los haces de luz verdosa te absorben la atención de tal manera que te olvidas de que tienes una cámara fijada en el trípode.
O como me paso a mí que me quedé tan ensimismada que me olvidé anclar mi réflex en el soporte y después me las vi y las deseé para tomar una foto. Según la intensidad con la que se presente la aurora boreal el color verde puede fluctuar entre un neón o un esmeralda hasta un suave verde ópalo. Incluso, en ocasiones, predomina el color rosa. Lo cierto es que ver una aurora boreal es una experiencia fascinante.