Cerdeña, un viaje a través de la música y la gastronomía
Cerdeña, bajo el lema “El sonido de una isla”, ha lanzado recientemente una campaña de promoción en España para difundir los atractivos de esta región italiana en invierno. Cerdeña tiene un eco especial: las calles de Cagliari, por ejemplo, penetran en nuestros oídos de un modo distinto al que lo harían las de Nueva Delhi o de Marrakech.
Y la magia de ese rumor todavía se hace más evidente cuando escuchamos la interpretación de un músico sardo ya de regreso al hogar, una melodía en la que se dan la mano las influencias de las diversas culturas que se han cruzado en Cerdeña.
Un ejemplo de la música sarda es la que interpreta el grupo Palma de Sols, proyecto encabezado por Mauro Palmas que, con el uso de instrumentos tradicionales y arcaizantes pero con arreglos contemporáneos, consigue crear un puente entre épocas y culturas.
El acento actual se hace aún más evidente a través de la temática elegida, ya que las composiciones interpretadas están dedicadas a aquellos que confían sus vidas al mar y a una travesía con destino incierto. Palma de Sols colabora en ocasiones con la cantante Elena Ledda, así como con el Coro Oniferi, intérpretes del cantu á tenores, un canto polifónico único de Cerdeña, reconocido Patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO.
Por otra parte, los sabores de los productos que con seguridad muchos traen en sus maletas para compartir con amigos y familiares refuerzan el recuerdo, ya que muchas de las especialidades sardas trasladan literalmente los aromas del campo y del mar al paladar. Algunos de los productos sardos más conocidos que elabora el chef Carlo Biggio son la típica bottarga, a base de huevas de pescado desecadas y saladas al gusto de cada o los excelentes quesos sardos, que en su consistencia y sabor retienen la esencia de las hierbas aromáticas de las montañas del interior.
Porque Cerdeña no es solo playa y sol, sino también un increíble espacio natural que hace las delicias de los amantes del trekking y de aquellos que buscan la autenticidad de los pequeños pueblos donde pervive el pasado.
Enero, en contra de lo que podamos imaginar, es un mes lleno de actividad en el interior sardo, ya que el 17 dan inicio los carnavales con las hogueras de Sant’Antonio. Alrededor de fuegos gigantescos se reúnen todos los vecinos de la región de Nuoro para compartir comida y fiesta, en una suerte de carnaval laico que hunde sus raíces en la noche de los tiempos.
Las hogueras más famosas son las de Mamoiada, pero también los hay en Oniferi, por ejemplo, de donde toma su nombre el coro que ha participado en el acto de Barcelona. Esta época del año es cuando hacen su primera aparición los mamuthones, personajes que encarnan los habitantes del lugar, vestidos con pieles de animales y cencerros que suenan mientras ejecutan una danza por las calles, en medio del silencio de los asistentes. Las fiestas continúan en febrero en toda la región de la Barbagia, y así hasta la llegada de la primavera, que se inaugura con la fiesta de Sant’Efisio en Cagliari, ya en mayo.