Ruta comunista por Praga
Praga ha vivido grandes épocas de esplendor aunque también momentos más oscuros, como el del régimen totalitario comunista que rigió la antigua Checoslovaquia durante 41 años. La capital checa cuenta con una ruta que permite seguir las huellas que el comunismo dejó en esta preciosa ciudad centroeuropea.
Toma nota de estas 5 recomendaciones y descubre un pasado no tan lejano.
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Museo del Comunismo en Praga
En pleno centro de Praga, muy cerca de la Plaza de Wenceslao, se encuentra el edificio que acogió el cuartel general de los Servicios Secretos del régimen comunista. Por esta razón fue elegido para albergar el Museo del Comunismo. Ubicado en la calle Na Prikope, en su interior una exposición evoca algunos de los aspectos que hicieron de ese período una etapa negra dentro de la historia de la República Checa.
Para ello se usan elementos en 3D, como un vídeo documental y materiales de la época, que recrean la vida cotidiana de los checos el totalitarismo. También se puede ver cómo manipulaban al pueblo con la propaganda comunista y los métodos que utilizaban para reprimir a los que no compartían sus ideas. El museo está abierto de lunes a domingo desde las 09:00 hasta las 21:00 horas. Precio: 190 coronas (unos 7 euros).
Hotel Internacional de Praga, emblema de la arquitectura comunista
Arquitectura socialista en Praga
Praga cuenta con pocos ejemplos del conocido como realismo socialista, un movimiento arquitectónico que trasladó la ideología del régimen comunista a la forma de construir edificios. Sin embargo la ciudad alberga un referente icónico: el Hotel Internacional.
Ubicado en el Distrito de Dejvice, esta construcción fue edificada entre los años 1952 y 1957 por el arquitecto checo Frantisek Jerabek. Su singularidad y su marcada estructura jerárquica hicieron que en su día fuese incluido en la lista de los monumentos culturales más importantes del país.
Muro de John Lennon. Foto M. Peinado con licencia Creative Commons.
El Muro de Lennon, una oda a la libertad en Praga
No es tan famoso como el Muro de Berlín, pero el Muro de Maltézská Zahrada es considerado como uno de los símbolos precursores de la posterior Revolución de Terciopelo de 1989. Erigido en el Barrio de Malá Strana, artistas y ciudadanos anónimos lo usaron para mostrar su desacuerdo con el sistema desde los años 60.
Periódicamente aparecían pinturas que expresaban las ansias de libertad. A pesar de ser borradas, al poco tiempo resurgían de nuevo con más fuerza todavía. En el año 1980 alguien dibujó un retrato de John Lennon, y desde entonces todo el mundo se refiere a él como el Muro de John Lennon.
Este lugar es una auténtica oda a la libertad de expresión y una herramienta artística e intelectual de lucha contra el régimen comunista.
Recordando la Revolución de Terciopelo
El comunismo en la antigua Checoslovaquia empezó a caer a partir de 1989. El gran protagonista de ese derrumbamiento fue el pueblo checo que, a través de protestas pacíficas, logró acabar con el régimen totalitario e implantar de nuevo un sistema democrático.
Si te interesa conocer la llamada Revolución de Terciopelo, te puedes bajar la aplicación del juego Geofun y selecciona la opción Praga de Terciopelo. Podrás realizar un paseo interactivo que, con la ayuda de fotografías de época, te desvelará las claves para entender ese importante momento histórico y los personajes que la protagonizaron.
Monumento a las víctimas de Praga
Monumento a las víctimas en Praga
La ruta del comunismo acaba con una parada en el Monumento a las Víctimas del Comunismo, construido en el año 2002 a los pies de la colina de Petrín por el escultor checo Olbram Zoubek. Esta obra, que muestra a 7 figuras masculinas descendiendo por una escalera, simboliza la resistencia de los presos políticos encarcelados en la época.
Guía práctica de República Checa
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Hola,
En primer lugar que buenas fotos y por el esfuerzo en tu artículo.
Yo visité Praga hace apenas un mes y me quedaría principal con dos sitios: el callejón del Oro y su castillo! Son dos lugares preciosos y todo lo que rodea a Malá Straná.
¿Merece la pena el museo comunista?
Un saludo muy cordial