Qué ver en Praga en una primera visita a la capital de República Checa
Praga (Republica Checa), en el corazón de Europa, es sin duda una de las ciudades más elegantes y mágicas del mundo. La Dorada, la Roma del Norte, la Ciudad de las Cien Torres… estos son algunos de los apelativos con los se conoce a Praga, una moderna ciudad europea que, con más diez siglos de historia, ha sabido aprovechar como ninguna sus bellos atributos.
Praga es una ciudad mítica llena de puentes, torres doradas y cúpulas de iglesias. En los monumentos que inundan sus románticas callejuelas, por las cuales perderse es el mejor de los regalos, se entremezclan una gran variedad de estilos arquitectónicos.
ÍNDICE / CONTENIDO
Vídeo Praga by night
Praga es sobre todo una ciudad viva donde se encuentran una cantidad considerable de teatros, salas de conciertos, espacios de exposiciones, museos y galerías. Praga nació en una encrucijada de caminos, ya que estaba en el eje de antiguas rutas comerciales.
La historia de la ciudad va íntimamente ligada a la de su castillo, fundado por el príncipe checo Borivoj, a mediados del siglo IX. La entrada principal al recinto del castillo se encuentra en la plaza Hradcanské. Atravesaremos la puerta principal, decorada con estatuas de gigantes obra de Platzer, y llegaremos al Primer Patio del Castillo de Praga, donde podremos disfrutar de la milenaria historia de este conjunto único.
Vídeo de Praga
Catedral de San Vito
La Catedral de San Vito, centro espiritual y perla arquitectónica del país, es el templo principal del Castillo. La Puerta del Oro (en el pasado fue la entrada principal a la catedral) está separada de la nave central por una antesala que figura entre las filigranas escultóricas de piedra.
Uno de los momentos más bellos para visitar este edificio es durante el atardecer, cuando los rayos del sol penetran por los magníficos vitrales, ofreciendo un espectáculo colorista inigualable.
Basílica de San Jorge y la Vieja Escalinata
La segunda iglesia por importancia de este enclave es la Basílica de San Jorge, de estilo románico. De esta construcción destacan las dos torres de marga blanca de diferente anchura cada una. Bajaremos por la Vieja Escalinata hasta Klárov.
Desde ella podremos ver uno de los paisajes más bellos de Praga y tendremos la ocasión de contar las torres que se divisan desde este emplazamiento. Este idílico lugar fue antaño donde se ajusticiaban a los reos. Tal vez por este motivo se alza la estatua dedicada a Santa Bárbara, patrona de los condenados a muerte.
El Puente de Carlos, emblema de Praga
El Puente de Carlos es sin duda uno de los monumentos más insignes de la capital checa. Cualquier persona que visite Praga recorrerá este puente varias veces y se dejará atrapar por la magia que desprende. Y es que el Puente de Carlos es una galería de arte al aire libre.
Las estatuas y grupos escultóricos que lo custodian hablan de sentimientos, de amor y de fe. Aunque durante algunos periodos históricos trágicos para esta ciudad fue el lugar desde donde defenestraron, cual patíbulo, a más de un aristócrata y dirigente político.
De estilo gótico, el puente se construyó bajo el reinado de Carlos IV en el siglo XIV donde estaba ubicado anteriormente el puente de piedra de Judith (esposa del rey Vladislao I) que fue arrasado por una riada en el año 1342.
Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XIX que el puente de Carlos empezó a llevar el nombre de su fundador. Anteriormente era conocido con el nombre de puente de piedra o puente praguense. En ambos extremos del puente, que tiene una longitud de 520 metros, se alzan torres con puertas que lo convirtieron en un bastión difícil de acceder.
En el lado de Malá Strana hay dos torres mientras que en el de la Ciudad Vieja tan sólo una, considerada por muchos una de las más bellas de Europa. Las dos torres asimétricas del puente en Malá Strana custodian la puerta gótica. En las almenas dentadas de ésta se encuentran los escudos de la Ciudad Vieja y de Malá Strana.
La torre menos alta es de estilo renacentista con un marcado origen románico (se cree que es anterior al mencionado puente de Judith) y formaba parte de las fortificaciones del asentamiento ubicado en la orilla izquierda del río Moldava. La torre más alta, del siglo XV, imita a la del puente de la Ciudad Vieja.
En la Edad Media, los puentes solían ser provistos de torres para proteger las orillas del río contra los ataques del enemigo. En situaciones de peligro se cerraban las rejas de las torres en ambas orillas y el puente se convertía en una fortaleza que impedía a los invasores pasar al otro lado de la ciudad.
Torre del Puente de la Ciudad Vieja
En el lado opuesto se alza orgullosa la Torre del Puente de la Ciudad Vieja, construida por Petr Parlér, arquitecto alemán que se instaló en Praga y pasó a ser el proyectista oficial de Carlos IV. Obra de Parlér es también la catedral de San Vito y el propio puente de Carlos.
La torre tiene una rica decoración escultórica. Están representados los reyes Carlos IV y Venceslao IV y los patronos y santos checos. También oculta muchos símbolos y alegorías al ser dividida por las cornisas horizontales en cuatro partes.
La Ciudad Vieja, tesoro praguense
Dejamos atrás el Puente de Carlos y aparecemos en la llamada Ciudad Vieja (Stare Mesto) donde nos da la bienvenida la plaza de los Cruzados de la Estrella Roja donde de levanta la monumental escultura dedicada a Carlos IV, uno de los monarcas más importantes de la historia de Bohemia. En este sitio destacan la iglesia de San Francisco, sede de la orden religiosa que dio nombre a la plaza, la basílica de San Salvador, y el Klementinum, sede hoy de la Biblioteca Estatal de la República Checa y antiguo colegio mayor de los jesuitas.
Klementinum
El Klementinum siempre ha sido un enclave cultural de gran importancia: primero como sede de varias escuelas latinas, y paulatinamente como sede de la imprenta de los jesuitas, de la Universidad Carlo-Fernandina, del observatorio astronómico, del museo de matemáticas, y de la biblioteca. La Biblioteca Nacional del Klementinum, con más de 230 años historia, cuenta con un patrimonio de más de 6 millones de volúmenes.
Torres de la iglesia de Nuestra Señora de Týn
Si nos adentramos en la plaza nos toparemos de frente con las torres de la iglesia de Nuestra Señora de Týn, fundada a finales del reinado de Juan de Luxemburgo. Las torres gemelas, de 80 metros de altura, están coronadas por el imponente frontispicio de estilo gótico tardío sobre el cual se hallaba la estatua del rey husita Jorge de Podebrady.
Plaza de la Ciudad Vieja
Si proseguimos con nuestro recorrido apareceremos en una de los lugares más concurridos de Europa: la plaza de la Ciudad Vieja. El primer monumento que veremos es el Ayuntamiento, construido en el siglo XIV, del que destaca su imponente torre. En la cara sur de ésta se encuentra uno de los símbolos de Praga, el reloj, ideado por el relojero Mikulás e Kadane y el astrónomo Jan Sindel.
Vídeo Ciudad Vieja de Praga
Reloj de Praga
Cientos de visitantes se esperan a las horas en punto para contemplar uno de los espectáculos más peculiares de Praga. Desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la tarde se abren las ventanillas por encima de la esfera del reloj de Praga y circulan las figuritas representativas de los apóstoles, el esqueleto y las alegorías de la avaricia y de la vanidad.
El gallo dorado entre las ventanillas concluye cada doblar de campanas. El reloj es un indicador de la ciencia astronómica ya que señala los años, los meses, los días, las horas de la salida y la puesta del sol y los signos del zodíaco.
Un consejo: si se queda absorto mirando el reloj tenga a buen recaudo sus pertenencias ya que este enclave es el feudo preferido de los carteristas de la zona. Aunque el mejor lugar para ver el cambio de hora es desde las ventanas del Café Milena, justo enfrente del reloj.
Torre de la Pólvora
Uno de los monumentos praguenses con más historia es la Torre de la Pólvora (calle a Príkope, Praga 1), gran exponente del gótico florido del siglo XV y obra del arquitecto Matías Rejsek de Prostejov.
La edificación, que sirvió como antiguo polvorín hace siglos (de ahí proviene claramente su nombre), tiene 65 metros de altura y divide las dos zonas más significativas de Praga: la ciudad nueva (Nové Mesto) y la ciudad vieja (Stare Mesto).
Después de subir los 168 escalones de piedra que conducen a lo más alto, podremos deleitarnos con una de las muchas vistas espectaculares que nos regala Praga.
La Torre/Puerta de la Pólvora se alza en el emplazamiento que ocupaba una torre defensiva de la primera mitad del siglo XIII. Por aquel entonces era conocida con el nombre de Horska Brana (Puerta de Montaña) y era una de las 13 torres que, desde el año 1232, custodiaban la muralla de la más antigua Ciudad Vieja Praguense.
Esta puerta era el acceso para las rutas comerciales provenientes de Kutná Hora, Bohemia Oriental, y las que partían de Polonia y del Báltico. La importancia de la Puerta de la Pólvora empezó a decaer cuando el rey bohemio que la mandó construir, Ladislao de Jagellón, decidió abandonar la Corte Real que se encontraba en el edificio donde en la actualidad se ubica la Casa Municipal, aledaña a la torre, para trasladarse al Castillo de Praga, donde se sentía mucho más seguro de los disturbios que por aquel entonces tenían lugar en la ciudad.
La Vía Real
Sin embargo, la Torre de la Pólvora no cayó en el olvido. Este edificio siguió siendo el punto de partida del recorrido del cortejo el día de la coronación del rey de Bohemia, la llamada Vía Real, que partiendo de la Puerta de la Pólvora, recorría la calle Zelezná, cruzaba la Plaza Mayor de la Ciudad Vieja para continuar por la calle Karlova hasta el Puente de Carlos, y concluía en el Castillo de Praga, donde tenía lugar la ceremonia de coronación en la Catedral de San Vito.
La Torre de la Pólvora sufrió graves daños durante el sitio prusiano, a mediados del siglo XVIII, pero no fue hasta finales del XIX cuando el conocido arquitecto checo Josef Mocker comenzó su restauración hasta convertirla en uno de los más insignes y valiosos monumentos que podemos visitar hoy en Praga.
Barrio judío de Praga
El barrio judío es uno de los lugares más visitados de la ciudad. La historia de este enclave está marcada por la influencia de dos personajes importantes: Mordecai Masel, banquero y hombre confianza del emperador Rodolfo II y el rabino Löw. El primero financió la construcción de varias sinagogas y del ayuntamiento judío. Por su parte, el rabino Löw fue el máximo representante de la escuela talmúdica y creador de un sinfín de fábulas y leyendas, sobre todo, y quizás la más conocida, la figura legendaria del Golem.
Sinagogas de Praga
Las sinagogas de Maisel, Klaus, Pinkas o la Española son algunas de las construcciones que todavía se conservan y que merece la pena visitar. La sinagoga Pinkas, por ejemplo, se ha convertido en monumento conmemorativo de las casi 80.000 víctimas judías del genocidio nazi en Bohemia y Moravia. Sus nombres están escritos en las paredes de la sinagoga y en la galería están expuestos los dibujos de los niños judíos recluidos en el campo de concentración de Terezín, durante la Segunda Guerra Mundial.
Cementerio judío
Uno de los lugares más extraordinarios de la antigua Judería praguense es el cementerio con valiosas lápidas artísticas e históricas entre las que destaca el monumento funerario sobre el sepulcro de Jehuda ben Becalel, más conocido como rabino Löw. Fundado el el siglo XV en el corazón de la ciudad judía, el cementerio alberga unas 12.000 lápidas y tumbas. Desde finales del siglo XVI adornaban los sepulcros distintos símbolos que hacían referencia al origen del apellido o bien al oficio o profesión del finado.
Guía práctica de Praga
¿Cómo llegar a Praga?
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Alojamiento en República Checa
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