La comarca tarraconense del Baix Camp esconde cuatro pequeños territorios diferenciados que se pueden recorrer a través de red de caminos: la montaña mediterránea de la sierra de Llaberia, envuelta de misterio con la leyenda de los Dips; los caminos de la Baronía de Escornalbou, coronados por el castillo del mismo nombre; las llanuras abigarradas de avellanos, olivos y almendros entre pequeños cerros boscosos; y la naturaleza de las Montañas de Prades.

Sierra de la Mussara desde la Mola dels Quatre Termes © Rafael López-Monné

Sierra de la Mussara desde la Mola dels Quatre Termes © Rafael López-Monné

Estos caminos, que fueron tiempo atrás auténticos canales de comunicación entre los pueblos de la comarca, hablan de la historia del Baix Camp y de la memoria colectiva ligada a este territorio donde agricultores, soldados y bandoleros fueron, in illo tempore, sus protagonistas.

Descubrir las sendas del Baix Camp es un verdadero placer no solo para disfrutar de la naturaleza y de los paisajes sino porque esta comarca cuenta con una suculenta gastronomía local y productos de alta calidad.

Descubriendo la sierra de Llaberia

Al igual que la novela Drácula se enmarca en Transilvania, la sierra de Llaberia es el escenario de la novela de vampiros Las historias naturales, del escritor catalán Joan Perucho.

Este libro, traducido a más de veinte idiomas, narra las aventuras de Antoni de Montpalau, científico que quiere dar caza a Onofre de Dip, un antiguo caballero reconvertido a vampiro que vive en la población de Pratdip, en el Baix Camp.

En este sentido, este recorrido para caminantes repasa los escenarios de la obra cumbre de Perucho y nos lleva a descubrir el cementerio de Pratdip, la sierra de Güena o el Santuario de Santa Marina, entre otros lugares.

Crestas de la Seda, en la Sierra de Llaberia

Crestas de la Seda, en la Sierra de Llaberia © Rafael López-Monné

También la sierra de Llaberia fue feudo del guerrillero Carrasclet, partidario de la Casa de Austria durante la Guerra de Sucesión española. La ruta propuesta que tan bien conocía este militar permite disfrutar de unas panorámicas espléndidas sobre los núcleos de población situados a sus pies y adentrarnos en rincones escondidos y de una belleza sobrecogedora.

Algunos de los lugares que recorre este sendero son Pratdip, el camino de Solans, la barraca de piedra seca del Nolla, el barranco de la Dòvia, Portell del Carreter y La Miranda, cumbre de la sierra de Llaberia, coronada por un mirador excepcional.

Este camino finaliza en el pueblo de Colldejou, bajando por el camino empedrado de Revolts. Precisamente los caminos que unen Colldejou y Pratdip son vías milenarias, que tienen su origen en el periodo de ocupación sarraceno, que recuerdan el uso ancestral y continuado de estas vías de comunicación, que fueron realmente auténticas autopistas del pasado.

Mola de Colldejou © Rafael López-Monné

Mola de Colldejou © Rafael López-Monné

Otra excursión que merece la pena de la sierra de Llaberia es que la lleva a la Mola de Colldejou, que custodia el pueblo situado en su falda. Esta cumbre es una de las siluetas de más emblemáticas que domina el Camp de Tarragona.

Desde lo más alto se contempla un territorio vasto, con prados extensos y los restos de una torre de defensa, el castillo de la Mola, construida en la época de las guerras carlistas (s. XIX).

Los caminos del Baró d’Escornalbou

El castillo-monasterio de Escornalbou, levantado en una colina puntiaguda de roca roja, es un testigo paciente de las caminatas que realizan los excursionistas que recorren los antiguos caminos que unían los pueblos de la baronía.

Estos senderos, repletos de historia, gastronomía y vegetación, permiten conocer dos de las localidades de este territorio, L’Argentera y Duesaigües, y visitar el castillo-monasterio de Sant Miquel d’Escornalbou.

Castell de Escornalbou

Castell de Escornalbou © Rafael López-Monné

La subida por la vertiente umbría de la montaña de Escornalbou permite disfrutar de una vegetación exuberante, que confiere unos aromas agradables y frescura al camino. En lo alto de la colina contemplaremos unas panorámicas espléndidas, además de visitar al castillo.

Rutas entre avellanos y olivos

En las llanuras cultivadas del Baix Camp, donde reinan los olivos, los avellanos y los algarrobos, hay una serie de caminos en los que, además de recorrer el territorio, podréis hacer paradas de avituallamiento gastronómico en las cooperativas y agrotiendas de cada pueblo.

Estos parajes agrarios del Baix Camp fueron escenario de algunas de las acciones de los maquis (guerrilleros antifascistas), como el intento de sabotaje, en el año 1947, de la línea eléctrica de Seròs en Reus.

Panorámica del Baix Camp desde el Camino Reus-Prades © Rafael López-Monné

Panorámica del Baix Camp desde el Camino Reus-Prades © Rafael López-Monné

Una ruta parte de L’Aleixar por el camino del Mas de Pubill, pasando por el imponente pino piñonero de Les Planes, hasta llegar a Vilaplana. Desde aquí se toma el camino de Reus a Prades, marcado como GR y lo seguimos hacia el este, pasando por el Coll de la Batalla.

Ermita de Sant Blai en L'Aleixar © Rafael López-Monné

Ermita de Sant Blai en L’Aleixar © Rafael López-Monné

Otra excursión recorre el territorio cultivado de Maspujols, L’Aleixar y Les Borges del Camp, pueblos donde los campos conviven con la urbanización dispersa del territorio. En este recorrido veremos algunos monumentos como la ermita de Sant Antoni, del siglo XVII, y el barranco de Rocabruna.

Este sendero, equipado con paneles interpretativos del paisaje, regala unas buenas vistas del Camp de Tarragona.

Montañas de Prades, naturaleza en estado puro

El espacio natural protegido de Montañas de Prades, un macizo lleno de contrastes y paisajes muy diferentes, cuenta con auténticas joyas naturales como el roble melojo del Tossal de la Baltasana. En este territorio hay varios senderos para vivir intensamente la naturaleza en estado puro.

Mola de Quatre Termes, en las Montañas de Prades © Rafael López-Monné

Mola de Quatre Termes, en las Montañas de Prades © Rafael López-Monné

Recorrer la cabecera del río Siurana, que nace en la vertiente occidental de las Montañas de Prades, es una de nuestras propuestas. Al igual que los otros ríos principales de estas sierras, cuenta con un caudal constante que ha creado desfiladeros, charcos y saltos de agua, en definitiva, rincones de belleza excepcional.

Desde el pueblo de La Febró, el río ha modelado un valle dominado desde los riscos por el inexpugnable pueblo de Siurana, que fuera el último reducto de la ocupación musulmana en Cataluña. Para descubrir este valle es muy recomendable hacer una ruta desde la Febró hasta Arbolí, pasando por el Gorg y el pueblo abandonado de Gallicant.

El pueblo de L’Albiol, protegido por el castillo encaramado, se sitúa en un paraje alto con vistas a la Costa Daurada, desde donde, en días despejados, se divisa desde Montserrat hasta los puertos. En esta ruta se ven algunos elementos como el Mas de Nebot, anterior al s. XV, el Mas de l’Esporgat y el pozo de hielo de la Font Major, del siglo XVII.

Este sendero, antiguo camino de comunicación con la Mussara, conserva su tradicional empedrado, un poco deteriorado en algunos tramos.

Camino empedrado de Vilaplana a la Mussara © Rafael López-Monné

Camino empedrado de Vilaplana a la Mussara © Rafael López-Monné

El Brugent es, junto con el Siurana y el Glorieta, uno de los ríos principales de las Montañas de Prades. El pueblo de Capafonts, situado bajo el nacimiento del río, está rodeado de las sierras que conforman su nacimiento.

Río Brugent © Rafael López-Monné

Río Brugent © Rafael López-Monné

En este itinerario pasaremos por la ermita de Barrulles, el Mas de Gravat, rodeado antiguamente de cultivos y donde todavía se puede observar una cisterna empedrada, el Tossal de la Baltasana, la cumbre más alta de las Montañas de Prades y la ermita de l’Abellera, mimetizada en la roca roja donde se cobija.

Ermita de l'Abellera, Prades © Rafael López-Monné

Ermita de l’Abellera, Prades © Rafael López-Monné

Por último, Vilaplana y la aldea deshabitada de la Mussara, con sus riscos imponentes, fueron también refugio de guerrilleros como el caudillo carlista Cercós. Merece la pena acercarse a la Punta de les Airasses en la Mussara, mirador privilegiado de la Costa Daurada.

Más información en: www.muntanyescostadaurada.cat/rutesapeu/es/

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