Sierra de la Demanda en verano: planes para recorrer el sureste de Burgos
Siguiendo los pasos de peregrinos, madereros, ganaderos o resineros y de un antiguo tren minero, en la Sierra de la Demanda-Pinares el viajero descubre el origen de la humanidad, huellas de dinosaurios, pueblos con encanto, monasterios y ermitas románicos y ríos que nacen en los picos más altos de la provincia. La Sierra de la Demanda-Pinares es el destino perfecto para perderse, desconectar y respirar sin gente.
Y es que el sureste de la provincia de Burgos depara tranquilidad pero también muchas sorpresas al viajero, que puede encontrarse con las huellas de los primeros pobladores de Europa, no solo humanos, caminar o pedalear junto a ríos y cañones, deleitarse con cascadas y lagunas glaciares, o coronar el techo de la provincia. Entre montañas, pinares y prados o junto a ríos, aparecen ermitas visigodas, monasterios románicos y pueblos que conservan sus casas como antaño.
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Tras las huellas de los dinosaurios
Hace miles y miles de años, la Tierra estaba habitada por unos seres vivos enormes: los dinosaurios. Sus huellas pueden contemplarse al sureste de la provincia de Burgos, en varios yacimientos de icnitas que se reparten entre Mambrillas de Lara, Regumiel de la Sierra y Salas de los Infantes.
En esta localidad se ubica además el Museo de los Dinosaurios que alberga algunos restos óseos de estos gigantes e información para interpretar la flora y la fauna de la era mesozoica.
Animales prehistóricos en Paleolítico Vivo
Paleolítico Vivo, en Salgüero de Juarros, también está ambientado en la prehistoria. Se trata de una iniciativa que combina ciencia, naturaleza y turismo y que permite al visitante viajar miles de años atrás gracias a sus safaris.
En sus 250 hectáreas viven en libertad bisontes europeos, caballos de Przewalski, ambas especies en peligro de extinción y se recrean a la vez otros animales ya extintos: el uro y el tarpán. Recientemente han incorporado una zona dedicada al Neolítico con varias cabañas y elementos característicos de aquel periodo.
Necrópolis altomedievales
Canicosa, Quintanar y Regumiel de la Sierra son los tres pueblos que comparten el comunero de Revenga, un terreno rodeado de monte y pinar que cada año gestiona uno de los municipios.
En sus cerca de cinco kilómetros cuadrados hay varios lugares dignos de visitar: la Casa de la Madera, un edificio dedicado a la puesta en valor de la gestión y explotación del pinar, la ermita de Nuestra Señora de Revenga y una necrópolis altomedieval con unas 140 tumbas excavadas en la roca que muestra las prácticas fúnebres de los antiguos habitantes de estas tierras.
El rastro de un tren minero
A pie o en bicicleta. Desde Arlanzón y hasta Monterrubio de la Demanda, la Vía Verde de la Sierra de la Demanda asciende de manera constante a orillas del río Arlanzón. Los robles, las hayas y los pinos enmarcan la estela de este viejo ferrocarril minero que transportaba el hierro extraído de la sierra hasta Burgos.
Cuando las minas se clausuraron, hace más de un siglo, el ferrocarril dejó de ser útil y acabó clausurándose. Hoy este recorrido ciclista y senderista de más de 50 kilómetros transcurre por espacios protegidos, junto al murmullo del río, adentrándose en bosques y praderas y regalando al visitante unas vistas privilegiadas a la sierra de la Demanda.
Cánticos entre piedras románicas en Santo Domingo de Silos
Los trescientos habitantes de Santo Domingo de Silos tienen la enorme fortuna de encontrarse a diario con la majestuosidad de su monasterio, un edificio habitado por varios monjes benedictinos que, varias veces al día, entonan sus cánticos en la abadía.
En el monasterio las piedras son testigos del paso del tiempo, piedras como las que dan forma al claustro románico con sus capiteles de los siglos XI y XII que muestran distintas escenas religiosas. En mitad del claustro, se alza el ciprés al que Gerardo Diego dedicó uno de sus poemas.
Monasterios, templos y ermitas que escribieron la historia
A pocos kilómetros de Silos se halla otro de los monumentos románicos que la Edad Media y la devoción dejaron en estas tierras: el monasterio de San Pedro de Arlanza. Abrazadas por el río, sus ruinas, que muestran las sucesivas reformas, han resistido a las vicisitudes de la historia.
Durante la Edad Media también se levantó el monasterio de San Juan de Ortega, testigo del caminar de los peregrinos rumbo a Santiago. Su iglesia se levantó en los siglos XII y XIII según el diseño del santo, su baldaquino es gótico y también posee un sepulcro románico. De esa misma época es el capitel de la Anunciación que, dos veces al año, se ilumina puntualmente con la luz del sol creando “el milagro de la luz”.
Uno de los primeros testimonios que se conservan del cristianismo en estas tierras es la ermita de Quintanilla de las Viñas. Edificada sobre un templo romano, se levantó en el siglo VII, y es uno de los grandes ejemplos que se conservan del arte hispanovisigodo.
Cuentos de princesas noruegas en Covarrubias
Covarrubias es uno de los pueblos más bonitos de la provincia y de España. Sus casas mantienen la arquitectura tradicional con bajos de piedra, entramados de madera, balconadas… y sus calles conducen a monumentos como el Arco del Archivo, la torre de Fernán González, el torreón de doña Urraca o la colegiata de San Cosme y San Damián, donde descansan los restos de varias personalidades como los de la infanta Cristina de Noruega, mujer del infante Felipe, el hermano Alfonso X el Sabio.
Se cuenta que esta princesa recaló en estas tierras por una alianza entre Noruega y Castilla. Tuvo que abandonar su país para contraer matrimonio y para mitigar su tristeza, su esposo le prometió dedicarle una ermita a San Olav. La princesa murió y la promesa se olvidó hasta que, 700 después, ya en el siglo XXI, se construyó una capilla dedicada al patrón noruego.
Agua, cascadas y lagunas glaciares
En las cumbres de la Sierra de la Demanda nacen multitud de arroyos que descienden entre montañas creando barrancos y valles, hasta unirse a los cursos principales. En su camino, sus juegos dan lugar a saltos de agua y pozas de enorme belleza, como las cascadas de Altuzarra o las Calderas de Neila.
En las zonas más altas se conservan lagunas de origen glaciar como las de Neila o el Pozo Negro (que de negro no tiene nada ya que su color es verde esmeralda). Para llegar a estos lugares, nada mejor que utilizar los senderos.
La cima de la provincia de Burgos
Con 2.131 metros de altitud, el pico San Millán es la techo de la provincia de Burgos. Para coronar la cima existen varias alternativas, las más famosas empiezan en las cascadas de Altuzarra, en Pineda de la Sierra y en Barbadillo de Herreros.
Son rutas con bastante desnivel, aptas solo para gente en forma y con cierta experiencia en la montaña, pero con una enorme recompensa: una panorámica impresionante de las montañas onduladas, sus bosques y valles.
La puerta de entrada al Cañón de río Lobos
Bastante más sencillas son algunas de las rutas que discurren por el Cañón del Río Lobos. La puerta de entrada a este parque natural en la provincia de Burgos que comparte con la vecina Soria se encuentra en Hontoria del Pinar. Allí arranca la ruta más popular, la PR-SOBU 65, que atraviesa el corazón de este espacio protegido.
Más corta es la senda de Hontoria del Pinar. Parte del recorrido atraviesa este territorio protegido, mostrando el páramo, la vegetación de ribera y los cortados, hogar de numerosas aves rupícolas. Asimismo es posible descubrir las huellas que el ser humano ha dejado a lo largo de la historia: un chozo resinero, restos de la calzada romana, un puente de planta romana o la ermita románica de San Juan.
El origen de la humanidad Atapuerca
La historia del ser humano está escrita en Atapuerca, en unos yacimientos en los que se han encontrado restos de cinco especies de homínidos distintos, entre ellos los primeros pobladores del continente.
Además de ser un lugar excepcional para el estudio de la evolución, los visitantes pueden profundizar en la importancia del sitio en el Centro de Arqueología Experimental de Atapuerca (CAREX), el Centro de Acceso a los Yacimientos de Ibeas de Juarros (CAYAC) o el Museo de la Evolución Humana.