Carcassonne y Narbonne, los dos emblemas del Aude
Carcassonne y Narbonne comparten mucho más que dos mil años de historia y el gran legado de los cátaros. Ambas están unidas fluvialmente por el Canal du Midi y su afluente el Canal de la Robine, navegable en barco, y del que parten formidables excursiones a los castillos, abadías y ciudades fortificadas; desde los viñedos de Corbières a la espectacular Abadía de Fontfroide, en Narbonne, o la mítica Cité de Carcassonne.
Ciudades de ensueño ubicadas en el sureste de Francia, para disfrutar de un fin de semana o una escapada de película, entre abadías, castillos y cátaros muy cerca de casa.
Catedral de Narbonne
Ir de Carcassonne a Narbonne en barco resiguiendo el curso del Canal du Midi, el Canal de los dos mares, es una aventura más que apasionante, para una escapada o fin de semana diferente.
La bicicleta es otra opción ideal. La ruta entre Carcassonne y Narbonne, tanto fluvial como en ciclo, bordea la que fuera una vía principal para el transporte de mercaderías hasta el siglo XIX, antes de la llegada del tren.
Un paseo por las llanuras de cereales y girasoles del Lauragais; los paisajes de viñas, garrigas y olivos del Minervois; o, el Parque natural Regional de la Narbonnaise.
Canal du Midi a su paso por Carcassonne
Una ruta que transcurre tras las huellas de la Galia Narbonense, el reino visigodo, los agitados albores de la Edad Media y el pasado cátaro.
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Carcassonne: la Cité de película
Patrimonio de la Unesco, Carcassonne es una ciudad de película, que conmueve de principio a fin. Flanqueada por sus torres gemelas y el puente elevadizo proyectado por Viollet-le-Duc, la Puerta de Narbonne invita a adentrarte en el laberinto de callejuelas que conforman la Cité.
Aquí, sigue presente la huella de la dinastía feudal de los Trencavel, que en el siglo XI eligió un altozano a orillas del Aude para erigir el castillo que envuelve de magia la ciudad amurallada, la mayor ciudadela medieval fortificada que se conserva en Europa. No en vano ha sido el plató de rodaje de grandes películas como “Juana de Arco” o “Robin Hood”.
La Cité medieval de Carcassonne
La Cité también es perfecta para perderse por las mágicas callejuelas adoquinadas y descansar en algún rinconcito de la plaza de Auguste Pierre; pasear por los palacetes y las casas señoriales, testimonios de la floreciente industria textil del siglo XVIII; degustar la cassoulet y los tesoros vitivinícolas del Languedoc, en un bistró; pararse en las crêperies y seguir con la encantadora ruta de anticuarios y talleres de artistas que discurre por la Rue de Saint-Louis.
La vista exterior de Carcassonne es espectacular
Para tocar el cielo y descubrir la Cité medieval a vista de pájaro, sube los 232 escalones del campanario de la iglesia de Saint Vincent para descubrir la doble muralla del siglo XII, con sus 52 torres y barcanadas, con pináculos de teja y pizarra; y, las calles ortogonales de la Bastide, con los Pirineos de fondo.
Durante el ascenso o el descenso no te olvides de admirar el increíble carillón del campanario octogonal de 54 metros de altura y 47 campanas. Es uno de los más importantes del sur de Francia y una buena muestra del estilo gótico de Languedoc, con una amplia nave de 20,25 metros, y una imponente bóveda de 23,5 metros.
Narbonne: la Cité monumental
Aprovecha el 340 aniversario del Canal du Midi, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, para realizar la mejor escapada fluvial. Despierta a bordo de Le Nubian, un yate inscrito en el National Historic Ships UK, completamente renovado en 2020, que combina lujo y autenticidad, y descubre cuanto de monumental es Narbonne.
Via Domitia de Narbonne
El pasado próspero de Narbonne (Narbona en castellano) late bajo los desgastados adoquines de la antigua calzada, que refugian las galerías subterráneas del horreum; en el fragmento pavimentado de la antigua Via Domitia, la vía que comunicaba Italia con España, que se puede contemplar delante del Ayuntamiento de Narbonne; o desde el famoso Pont des Marchands, que con un falso aire de Ponte-Vecchio, esconde su verdadera identidad de antiguo puente romano (uno de los dos únicos puentes edificados y habitados de Francia).
Una muestra para comprender, de forma rápida, la grandeza y el pasado romano de la primera ciudad romana de la antigua Galia y la primera colonia fuera de Italia, fundada en el año 118 a. C., bajo el nombre de Narbo Martius.
Y, precisamente, si un lugar rinde homenaje a la Narbonne monumental este es, sin duda, el Narbo Via o Musée de la Romanité, proyectado por Norman Foster en 2019. Un recorrido por las excavaciones de hasta 3.000 m², que reúne más de 580 piezas y reproduce el yacimiento de Narbo Martius bajo el Imperio Romano.
Su monumental muralla flanqueada por casi 800 bloques de piedra, la mayoría procedentes de las necrópolis romanas de la antigua ciudad, se encuentra en las puertas de la ciudad, junto al Canal de la Robine.
Catedral de Narbonne
Entre el patrimonio histórico y arquitectónico de Narbonne también destacan otros monumentos como la interminable Catedral Saint-Just et Saint-Pasteur, de estilo gótico, construida entre 1272 y 1340, con bóvedas de más de 40 metros de alto.
La basílica Saint-Paul que fue la primera iglesia gótica de Narbonne, y una de las más antiguas del sur de Francia; construida sobre la tumba del primer obispo de Narbonne cuya cripta corresponde al antiguo cementerio paleocristiano (siglos III y IV). Y, a sólo 14 kilómetros de la ciudad, está la abadía mejor conservada de Francia: la Abbaye de Fontfroide, del siglo XII, sobre el macizo de Fontfroide con 4.000 hectáreas de naturaleza intacta.
Si algo no puedes perderte son las espectaculares vistas sobre los tejados de Narbonne, el litoral, Corbières y los Pirineos al fondo. Para ello, no te queda otra que coger aire y subir los 162 escalones de la Torre del homenaje Gilles-Aycellin. Situada en el Palacio de los arzobispos y con 41 metros de altura, este elemento fue construido entre 1290 y 1311, y subir supone todo un ejercicio de fe.
Le Banc Géant y la puesta de sol violeta
Puestos a ir a lo maxi, no te pierdas, Le Banc Géant y la puesta de sol violeta como punto y final de esta gran escapada. ¿Quién iba a decir que el Jardin des Archevêques, con un nombre tan serio, acogería en su extraordinario jardín un banco tan monumental como la ciudad de Narbonne?
Le Banc Géant es un banco fuera de lo común, una obra de arte contemporáneo del artista Lilian Bourgeat. Súbete a él e inmortaliza este gran momento a lo grande.
Le Banc Géant de Narbonne es perfecto para las fotos de Instagram
Y, despídete de Narbonne entre grullas, flamencos y aves rapaces, en los grandes humedales de la Nautique. El que fuera el antiguo puerto de Narbonne, activo en tiempos de los celtas, te ofrece otra visión en las puertas de la gran ciudad.
Al final del día, el sol se pone en el Estanque de Bages, con reflejos violeta que ponen la guinda final a un fin de semana entre castillos, abadías y cátaros.
¿Sabías que el Valle del Aude es el paraíso de las trufas?
Hace muchos años que el Valle del Aude se vuelca en la recolección del tesoro negro. Los meses de diciembre a febrero, las localidades vecinas de Carcassonne como son Moussoulens, Talairan y Villeneuve Minervois, celebran hasta doce mercados dedicados a la trufa recolectada aquí.
Más información: www.audetourisme.com
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