Parque Natural de Somiedo, el último reducto de naturaleza pura
Al Parque Natural de Somiedo solo le falta el mar para condensar, en casi 300 km2, los mejores parajes de esta comunidad autónoma. De hecho, su riqueza paisajística y de fauna fueron claves para que, en 1988, se convirtiera en el primer espacio protegido de Asturias.
Toda una hazaña con la que comenzó un largo camino en pos de la preservación de la zona y de la convivencia entre hombre y naturaleza y que tuvo su recompensa en el año 2000, cuando la UNESCO declaró al Parque Natural de Somiedo reserva de la Biosfera.
Pero, por encima de títulos, hitos y sellos, queda un resultado en forma de espacio verde, irresistible y muy entretenido.
Siguiendo las pistas del oso pardo
En esta cápsula de autenticidad, el rey es el oso pardo. La recuperación de su territorio es uno de los principales objetivos de este espacio protegido, tal y como se aprende en el centro de interpretación Somiedo y el oso situado en Pola de Somiedo.
Gestionado por la fundación Oso Pardo, en su recorrido incluye paneles explicativos e interactivos y recreaciones que permiten a mayores y pequeños aprender a valorar esta especie que actualmente está en proceso de recuperación.
En la actualidad, tanto en Somiedo como en parajes aledaños, se estiman que viven hasta 200 ejemplares, por lo que divisarlos durante un paseo por sus sendas no es muy complicado. También otros animales como el ciervo o el rebeco cuentan con mayor representación.
Lagos de Somiedo
Las postales naturales, con o sin fauna, están marcadas por los lagos entre las montañas. Estas formaciones naturales de origen glaciar conforman un espectáculo natural de agua entre cumbres, como si sus imponentes picos de más de 2.000 metros de altitud necesitaran de un espejo en el que asomarse para parecer más bellos aún.
Los diferentes senderos con los que se descubren son las rutas más populares de todo el parque, con caminos para todos los públicos como la ruta del Valle del Lago, de no más de tres horas, o la de Los Lagos, que parte desde el ciclista alto de la Farrapona para descubrir los lagos más fotogénicos andando 14 km.
Además de disfrutar de los radicales cambios de altitud en los que el punto más bajo del parque está a 400 metros sobre el nivel del mar y el más alto supera los 2.000, las diferentes rutas también regalan paseos por los bosques y encuentros con brañas, en donde sus conjuntos de cabañas en buena conservación han sido testigos de siglos de pastoreo en este pequeño paraíso. Muchas de ellas conservan sus apuntadas cubiertas de techumbre vegetal llamadas teitos, conformando un paisaje humanizado perfectamente integrado en el entorno.
Ecomuseo de Pola de Somiedo
El paso del ser humano por estas tierras y su relación con el entorno se refleja en el particular ecomuseo de Pola de Somiedo. Sus tres distintas localizaciones (Pola de Somiedo, Caunedo y Veigas) ponen en valor la cultura rural de la zona mientras que preservan tradiciones que aún perviven en los concejos.
Para comenzar nuestro recorrido por esta reserva de la biosfera, nada mejor que acercarnos en Pola de Somiedo al centro de interpretación del parque donde encontraremos información para descubrirlo y disfrutarlo de la forma más correcta y menos invasiva.