Cinco pueblos poco conocidos de la Costa Brava para ir de viaje
Más allá de Cadaqués, Tossa de Mar o Blanes, la provincia de Girona cuenta con pueblos costeros más desconocidos e igual de perfectos para pasar un verano inolvidable. Son destinos menos populares que ofrecen la oportunidad de explorar la maravillosa Costa Brava y descubrir la belleza oculta de algunas de sus localidades. En este sentido, un itinerario por pueblos como Colera o San Pere Pescador para disfrutar de sus calas escondidas o de sus entornos urbanos llenos de encanto es la oportunidad perfecta para sumergirse en la auténtica esencia de la región y disfrutar de una experiencia mediterránea inolvidable.
Este verano, pues, es momento de preparar el itinerario, cargar el coche y embarcarse en una ruta hacia la esencia más auténtica de la Costa Brava.
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Colera
Colera es un pueblo pesquero de calles empedradas y casas blancas donde el verde de la sierra de la Albera da paso al azul del Mediterráneo. Cuenta con playas de diferentes tipos como la de Garbet, de ambiente familiar y con todos los servicios, o la del Borro de dins/ Assutzenes, una de las pocas playas de arena fina de la zona. El mar que baña la costa de Colera es ideal para practicar submarinismo y navegar.
Para planes más allá de la costa, no hay que perderse una visita a la ermita románica de Sant Miquel o subir hasta Les Orelles de la Mula, un mirador de 688 metros con una estupenda panorámica. Los amantes del turismo activo deberán pedalear hasta los dólmenes del Puig d’Esquers o caminar hasta el precioso paraje de la Rovellada, un lugar excelente para buscar setas desde finales de verano.
Port de la Selva
Ubicado en un enclave privilegiado, rodeado de colinas verdes y un impresionante paisaje marítimo, Port de la Selva es un pueblo tranquilo y pesquero de la comarca del Alt Empordà, al norte del cabo de Creus, que vive de cara al mar. El turismo de verano disfruta de las playas y calas de este tesoro escondido de la provincia de Girona. El entorno también invita, evidentemente, a practicar deportes náuticos y a descubrir los caminos de ronda y otros itinerarios por sus montañas que llegan hasta el Mediterráneo.
Un ejemplo para los amantes del senderismo es llegar andando hasta la cala Taballera, situada en pleno Parque Natural de Cap de Creus, famosa por el fondeo de embarcaciones. Los senderistas pueden llegar a ella siguiendo el sendero GR-11, tras una caminata de un par de horas. Sus aguas turquesas y su entorno natural merecen la pena el esfuerzo.
Sant Pere Pescador
La suma de distintos ecosistemas es el gran atractivo de este municipio ampurdanés: los campos de cultivo y la marina, los campos de frutales, el río Fluvià y el gran Parque Natural de Els Aiguamolls de l’Empordà. Reconocido, asimismo, por su extensa playa de arena dorada y sus marismas naturales, este municipio de la bahía de Roses es el destino predilecto para los aficionados de los deportes acuáticos, como el kitesurf, el windsurf o el kayak. De hecho, cada año alberga una de las pruebas del campeonato mundial de windsurf.
Los amantes del vino pueden realizar catas y actividades enoturísticas para conocer cómo se elaboran los vinos D.O. Empordà.
Pals
El municipio de Pals está asociado a muchas palabras y sensaciones. Es un pueblo medieval con un impresionante casco antiguo amurallado protegido por la Torre de les Hores y unas estrechas calles empedradas que le otorgan un encanto especial. Tiene, además, una playa kilométrica que invita a nadar con las islas Medes como telón de fondo.
Pals cuenta con un espacio protegido Les Basses d’en Coll, que sobrevuelan aves migratorias protegidas entre humedales y dunas. Destaca también por el cultivo del arroz que se extrae de los infinitos campos anegados y que es el principal protagonista de los platos de sus restaurantes como el arroz a la cazuela, uno de los grandes manjares de Pals. Rutas en bicicleta, paseos entre arrozales y viñedos o estancias en masías son algunas de las propuestas, más allá de sus playas, para considerar en un viaje a este municipio del Baix Empordà.
Mont-ras
Con una atmósfera tranquila y auténtica, Mont-ras se extiende desde los pies de las montañas de Les Gavarres hasta el mar Mediterráneo. Es un municipio perfecto para desconectar y disfrutar de la belleza del paisaje mediterráneo. En el interior esperan al visitante bellas masías fortificadas y atalayas de vigilancia como la torre Simona, que defendía el territorio de los ataques piratas, así como la iglesia gótica de Sant Esteve. Sus alrededores verdes y sus caminos rurales son ideales para hacer excursiones a pie o en bicicleta. Una vez en la costa dominan el panorama las calas Font Morisca y del Vedell, que todavía se conservan prácticamente vírgenes. Los más curiosos deberán preguntar a algún local por la leyenda de la cala del Crit, una de las más bellas y desde donde se obtiene una vista privilegiada de las islas Formigues.