Ruta de los menhires en Cantabria
Obélix sería feliz en Cantabria y la razón la tienen sus amados menhires. Y es que la ubicación de los menhires de Valdeolea es la razón de la creación de una ruta señalizada de unos 13 kilómetros, de fácil recorrido. El recorrido en Mataporquera, donde encontramos el menhir “Cañón o Piedrahita”, cuya forma inclinada antes de su restauración simulaba un cañón. Este monumento megalítico está enclavado en un bello lugar desde donde se tiene una excepcional panorámica del valle y de su riqueza natural.
Cerca del pueblo de Bercedo, está el menhir llamado “El Peñuco”. El siguiente menhir, “El Cabezudo” tiene casi cinco metros de altura, en uno de los más altos de España, y es quizás el más importante del conjunto de Valdeola. Ya en el término de la Cuadra, se encuentra “La Llaneda”, de casi 4 metros de altura. Su ubicación actual no es la primaria, ya que con el paso del tiempo, y por motivos territoriales, ha sido desplazado con frecuencia, perdiéndose el rastro de su situación inicial.
Uno de los menhires más pequeños es el llamado “La Puentecilla”, que mide sólo 2,35 metros de altura. Pero los más diminutos son “La Matorra I” y “La Matorra II”, que se encuentran juntos en el mismo espacio. En Reinosilla se encuentra la “Laja megalítica” o “Menhir puente”, originariamente un dolmen, que tras ser destruido fue acarreado hasta su actual ubicación para servir de “puente” sobre un arroyo.
El último de los menhires de Valdeolea es el llamado “Peñahincada” o “Piedra de Sansón”, llamado así porque, según la leyenda, Sansón lo lanzó desde un alto cercano y se clavó en ese lugar. Este es un itinerario muy singular para conocer el patrimonio megalítico de Cantabria.