Desde el año 1951 hasta el 1987 la Sexta Flota Americana campó a sus anchas por Barcelona, una ciudad entonces empobrecida que todavía estaba recuperándose de la Guerra Civil española. Durante casi cuatro décadas el puerto de la Ciudad Condal, las Ramblas y el Barrio Chino se llenaron de jóvenes marines que trajeron los chicles, las chocolatinas, los tejanos, la Coca Cola y más de un escándalo.

Soldados de la Sexta Flota Americana en Barcelona

Soldados de la Sexta Flota Americana en Barcelona

Puerto de Barcelona y la Sexta Flota Americana

A principios de los años cincuenta Barcelona acoge a los marines americanos, considerados por muchos los primeros cruceristas de la Ciudad Condal. La capital catalana vive en esa época una especie de transformación ya que se inauguran nuevos locales y se transforman muchos de ellos al gusto y toponimia americanos. Los soldados de la Sexta Flota estuvieron en Barcelona hasta el año 1987 cuando tuvo lugar un atentado terrorista en el que perecieron dos norteamericanos. Un monumento en el Puerto de la Ciudad Condal, donde atracaban los buques que trasportaban a miles de marines ávidos de sexo y rock and roll, recuerda el fallecimiento de estos dos soldados.

Bar Restaurante Cosmos y Restaurante Amaya, lugares de avituallamiento

El Restaurante Amaya (La Rambla, 20) y el Cosmos eran dos de los primeros lugares a los que los marinos iban a comer cuando llegaban a Barcelona. El primero es un clásico e historia viva de la ciudad, un restaurante que sigue en funcionamiento ofreciendo platos de cocina vasca y mediterránea. Fundado a principios de los años 40, el Amaya estaba rodeado de casas de citas que con la llegada de los marineros de la Sexta Flota hicieron, como se dice popularmente, el agosto. Para rendir un homenaje a estas mujeres en el Restaurante Amaya se pueden ver unos mármoles blancos agujereados que no son más que las muescas que dejaban los tacones de las prostitutas mientras esperaban a sus clientes.

Mármoles del restaurante Amaya donde se ven las marcas que dejaban los tacones de las prostitutas

Mármoles del restaurante Amaya donde se ven las marcas que dejaban los tacones de las prostitutas © Urban Explorer

Los camareros del Restaurante Amaya aprendieron rápidamente qué significaba “fish and chips” y “steak and eggs”, ya que eran los platos que los americanos pedían.

Las "gildas"del Restaurante Amaya

Las «gildas»del Restaurante Amaya

Los cobraban a un dólar y los marines dejaban otro de propina (hay que tener en cuenta entonces que el sueldo de una persona en Barcelona era de 6 euros -1.000 pesetas-) por lo que algún que otro camarero pudo pedir la jubilación anticipada ante tales primas.

Los chipirones del Amaya son muy típicos de este local

Los chipirones del Amaya son muy típicos de este local

Hoy, el restaurante Amaya es un lugar de tapeo excepcional y forma parte de la ruta gastronómica que en la app UrbanExplorer proponen para conocer los lugares que la Sexta Flota Americana visitaba en Barcelona.

Bar-restaurante Cosmos

Bar-restaurante Cosmos © Urban Explorer

Por su parte, en el Cosmos (La Rambla, 34), era un lugar en el que además de comer los marineros encontraban rápidamente compañía femenina ya que un tal señor Fernández daba clases de inglés a las prostitutas para que pudieran hacer mejor sus negocios. Asimismo, su propietario, el Sr. Mur, habilitó las plantas superiores como apartamentos por lo que los soldados americanos no tenían que moverse mucho para satisfacer todos sus deseos. Como curiosidad, la característica barra en forma de U del Cosmos tiene los asientos enganchados al suelo para evitar que en las trifulcas que había habitualmente no volaran por los aires.

Kentucky y Panam’s, diversión asegurada

Dos de los garitos que se hicieron de oro durante la época de la Sexta Flota fueron el Kentucky (Arc del Teatre 11) y el Panam’s (La Rambla, 29). El primero era un local en pleno barrio chino que se llamaba La Flor. Sus dueños, los mallorquines Antonio y Antonia le cambiaron el nombre cuando vieron que los americanos habían llegado aquí para quedarse, por los menos unos años.

Persiana del Kentucky

Persiana del Kentucky

En el Kentucky aprendieron rápido porque servían alitas de pollo frito, combinados de ron con coca cola y cerveza, y se dejaron ver los primeros encendedores Zippo que llegaron a la península. Todavía hoy están colgadas en sus paredes algunas reliquias de ese pasado como las tiras de los uniformes de los marineros o una curiosa gramola que ha sobrevivido a esas noches de juergas y jarana.

Antonia, la dueña del Kentucky, con algunos de los habituales del bar

Antonia, la dueña del Kentucky, con algunos de los habituales del bar

Otro de los lugares donde los soldados iban a divertirse era el Panam’s, un night club que está todavía en funcionamiento.

Panam’s, en La Rambla

La Plaza Real, centro de ocio para la Sexta Flota

Aparte de La Rambla, uno de los lugares donde más marines se veían en Barcelona era la Plaza Real. Aquí hay varios lugares emblemáticos como la Cervecería Colón (Plaça Reial, 18); el Jamboree Jazz (Plaça Reial, 17); donde eran épicas las fiestas en las que se entremezclaban soldados y gente barcelonesa; El Tobogán (Plaça Reial, 10), lugar en el que se cree que se inventaron los platos combinados; y el Sidecar (Plaça Reial, 7), el antiguo bar Texas, donde se hacían fiestas privadas, y que en la actualidad es uno de los bares más concurridos del barrio gótico de Barcelona.

La calle Escudellers, otra de las arterias preferidas de los marines de Estados Unidos

© Nat Farbman/Time & Life Pictures/Getty images

Bar New York de Barcelona © Nat Farbman/Time & Life Pictures/Getty images

En la calle Escudellers, otra de las vías genuinas del barrio gótico de Barcelona, también se encuentran algunos locales frecuentados por los soldados de la Sexta Flota como el Bar New York (Escudellers, 5), que se llamaba el Charco de la Pava in ilo tempore y donde se dice que se inventó la rumba catalana; el Grill Room (Escudellers, 8), en el que de manera natural se ponían a un lado del local los locales y en el otro los americanos; el Bar Tequila (Escudellers, 28) y el restaurante Los Caracoles (Escudellers, 14), el favorito de los oficiales, eran otros negocios de la calle Escudellers en los que la Sexta Flota dejó su impronta.

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