Turismo en el Alta Anoia: el paraíso para el senderista
Durante años la Alta Anoia fue pisada por pastores, contrabandistas y peregrinos. Concebida como tierra de paso, esta comarca de Catalunya ha sido durante siglos escenario de leyendas que sus casas solitarias, sus iglesias o sus castillos todavía parecen esconder.
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Una ruta por la Alta Anoia
Pasado y futuro; historia y avance. La Alta Anoia parece haber encontrado el punto de equilibrio entre ambos conceptos, una fórmula mágica que permite disfrutar de los bellos campos monocromáticos de la mano de la última tecnología.
Paradójicamente la Alta Anoia se ha sentido acomplejada por su ubicación; la zona se halla a tan solo una hora de las cuatro capitales catalanas, pero es justamente esta virtud lo que, durante años, inhibió a sus habitantes. Turistas y comerciantes apenas recorrían sus pueblos como senderos de paso entre las grandes ciudades, sin apenas reparar en su belleza.
Y poco a poco la Alta Anoia se fue dejando al olvido, aceptando sin resistencia su condición de zona paso. A lo largo del siglo XX sus campos de conreo fueron partidos y atravesados por carreteras que cruzaban Catalunya de norte a sur, de Barcelona a los Pirineos.
Pero lo que en principio tendría que haber sido una excelente noticia para la zona, ya que mejoraba notablemente las comunicaciones con el centro socio-económico de la zona, pronto acabo por volverse en su contra, aislando todavía más la Alta Anoia y dejándola como una verdadera “tierra de nadie”.
Revitalización de la zona de la Alta Anoia
Este pasado es necesario para poder conocer con certeza la realidad que envuelven los 12 municipios de la zona. Sólo así se explica el carácter cerrado de sus ciudadanos, y sólo así se entiende que una zona dotada de tan magna belleza esté apenas sin explotar por el turismo proveniente de la gran metrópolis.
En este sentido la comarca ha sufrido en los últimos años un rebufo de aire nuevo, gracias en parte a la revitalización que ha realizado Igualada. La capital de la Anoia ha conseguido poco a poco posicionarse como uno de los centros de la Catalunya central, lo que ha llevado a las zonas colindantes a creer en sus posibilidades.
Algunas de las rutas por el Alta Anoia son las siguientes:
Rememorando las trincheras en Pujalt
Uno de los grandes polos de atracción de toda la Alta Anoia es sin duda alguna el pequeño pueblo de Pujalt, de tan solo 200 habitantes. De algún modo, Pujalt se mantiene todavía hoy en día como un museo al aire libre, lo que le permite conservar casi en su totalidad restos de la antigua muralla, sus casas de piedra, callejones estrechos y pasos cubiertos.
Sin duda, ha jugado un papel fundamental en su popularización la creación del Memorial del Ejército Popular, uno de las mayores bases existentes del bando republicano durante la Guerra Civil.
Se calcula que por este campo republicano pasaron entre 8.000 y 10.000 soldados. Nuestra ruta empieza en la Iglesia de Sant Andreu, conocida por un magnífico retablo barroco del siglo XVII y una imagen de la Virgen policromada del siglo XIV.
A partir de este punto veremos a lo largo de las estrechas callejuelas cómo estaban distribuidos los distintos servicios de la Base entre los edificios existentes en el año 1938 y conservados aún hoy en día (casas, cobertizos, almacenes, edificios públicos civiles y religiosos…).
Llegados a este punto, el visitante puede adentrarse en el sector del «Bosc dels Obacs» donde, por una ruta señalizada, se visitan los distintos restos conservados, consolidados y reconstruidos del Campamento.
Un paseo por las encinas de Calaf y alrededores
Otra de las rutas más realizadas por la zona es la que parte del pequeño pueblo de Calaf. Esta ruta, de dos horas de duración, es muy habitual hacerla en BTT, ya que la mayor parte de sus 16 quilómetros son aptos para el disfrute en bicicleta.
Iniciamos la ruta en Calaf, donde podremos disfrutar de algunos puntos de alto interés cultural, como la iglesia parroquial de Sant Jaume, de estilo gótico del siglo XVI, l aplaza grande justo enfrente de la iglesia y envuelta de casas señoriales o el convento de Sant Francesc construido hacia 1715. Una vez visto el núcleo urbano, el visitante puede escoger dos rutas distintas, ambas perfectamente señalizadas:
Visitar la iglesia de Calonge o bien caminar hacia la Torre Manresana, uno de los símbolos de la comarca. Ambas transcurren por una zona de bosques repletas de encinas y robles que dan al paisaje una sensual variedad de tonos marrones, especialmente a lo largo de los meses otoñales.
La primera ruta, hacia el norte, tiene como punto de llegada la Iglesia de Calonge, una iglesia de época románica –siglo XI- que todavía mantiene su estructura básica a pesar de las modificaciones realizadas.
Por lo que respecta a la segunda ruta, que tiene por destino la Torre
de la Manresa, nos permitirá disfrutar de esta torre perteneciente a un antiguo castillo. Recibe este nombre porque formaba parte de la red defensiva del antiguo condado de Manresa. Tiene sus orígenes en el siglo X y toda la estructura cilíndrica de la torre, de 23 metros de alto, se divide en 3 plantes y un muro decreciente e los pisos superiores.
El Castell de Boixadors
Para los más intrépidos recomendamos esta ruta hacia el Castell dels Boixadors. Se trata de 18 quilómetros con una dificultad de nivel alto que, a pesar de ser un trayecto corto, la acusada pendiente hacia el castillo hacen que sólo sea recomendable para ciclistas con cierto grado de experiencia.
El punto de partido lo hallamos en Sant Pere Sallavinera, lugar donde se inicia al ascenso al castillo, un conjunto arquitectónico de origen medieval del S.XI, situado en la colina de Boixadors a 848 metros de altitud.
La arquitectura del castillo, de transición entre el románico y el gótico, supone un gran valor para toda la comarca: todavía se conservan varias dependencias, así como la Torre circular del homenaje, algunos de sus aposentos destinados a almacenar o elaborar productos agrícolas (se han conservado las restas de un tonel y un palomar) y una impresionante sala gótica con grandes arcos apuntados, unos ventanales góticos y una portalada con arco de medio punto construido con grandes dovelas.
Además, desde el castillo el visitante podrá contemplar una de las mejores vistas disponible de toda la zona de la Alta Anoia.
Más información en www.altaanoia.info
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