Palencia, una ciudad por descubrir (y de verdad)
Una de las capitales de provincia que siempre había querido visitar (y tengo la suerte de haberlo hecho en dos ocasiones) es Palencia. No me preguntéis el porqué pero siempre he sentido simpatía por esta ciudad y su provincia, tan injustamente desconocidas.
Pues os debo de reconocer que Palencia no defrauda sino todo lo contrario porque es una pequeña urbe llena de historia, monumentos y con unas propuestas gastronómicas que no se las salta un galgo.
La castellanoleonesa Palencia, para aquellos que no la situéis en el mapa, está en el centro de un triángulo escaleno que conforman León, Burgos y Valladolid.
Situada a orillas del río Carrión, Palencia es un municipio cargado de herencia y un gran nexo de unión entre el centro de la península y los puertos del Cantábrico. Aquí os dejo mis algunas recomendaciones (sé que me quedo corta) para aquellos que viajéis por primera vez a esta pequeña pero gran ciudad.
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Descubrir la Catedral de Palencia
Debo ser franca y, pese a que pueda sonar a topicazo, uno de los lugares que debéis visitar es su catedral, también llamada la bella desconocida, un edificio que se encuentra en la confluencia de las plazas de Cervantes, Inmaculada y San Antolín, este último patrono de la ciudad. Se comenzó a construir en el siglo XIV y se acabó en el siglo XVI, aunque en sus fundamentos se pueden vislumbrar restos de templos anteriores de época visigótica y románica. Por fuera es una catedral gótica sobria, una de las más grandes de España por cierto, pero por dentro te deja con la boca abierta.
Destaca imponente el retablo plateresco de la capilla mayor, obra de Juan de Flandes, y la cripta de San Antolín, del siglo VII, en el que se pueden ver los restos visigóticos sobre los que se construyó la catedral.
No salgáis de ella, casi os lo pediría por favor, sin conocer su Museo Catedralicio, en la sala capitular del templo. Aquí hay un Martirio de San Sebastián de El Greco, un Zurbarán o un curioso retrato de Carlos V realizado según la técnica de la anamorfosis, que hay que observar desde un punto determinado para visualizarlo correctamente. La visita guiada de la catedral, la cripta y el Museo Catedralicio cuesta 3 euros.
San Miguel, no te la pierdas
Cerca de la catedral, por lo que no hay excusa para acercarse a ella, está la iglesia de San Miguel, uno de los tesoros del patrimonio histórico, cultural y religioso de Palencia declarado Monumento Nacional el año 1931.
No se sabe exactamente cuándo se empezó a construir este templo tardorrománico aunque sus orígenes se estiman a mediados del siglo XI. Es muy característica su torre calada con aspecto militar que dota al templo de una apariencia casi de castillo.
Pasear por la Calle Mayor de Palencia
Como me gusta bastante caminar, como buena urbanita que me considero, la Calle Mayor de Palencia es un buen lugar para pasear, comprar y tantear a esta coqueta capital. Considerada una de las arterias principales de la ciudad, la Calle Mayor cuenta con soportales diseminados a lo largo de buena parte de sus tres kilómetros de longitud.
Por el camino nos encontramos con la Plaza Mayor, del siglo XVII, que tiene la clásica planta rectangular con sus soportales. Aquí se celebraba el mercado diario hasta finales del siglo XIX cuando se trasladó al Mercado de Abastos, que luce una nueva imagen desde marzo de 2015.
También merece la pena que os desviéis un poco y echéis una ojeada al palacio de la Diputación de Palencia, edificio modernista con elementos neoclásicos, neorrenacentistas y neobarrocos, de inicios del siglo XX.
Su cúpula central representa un episodio de la historia de la ciudad, el asedio de las tropas del Duque de Lancaster, del que salieron vencedoras las mujeres palentinas. Si volvemos a la Calle Mayor podremos contemplar varias de las esculturas que jalonan todo su recorrido, como la Mujer Palentina (en la confluencia con la calle Marqués de Albaida) o, más cercana a la Plaza Mayor, La Castañera.
La Calle Mayor muere en uno de los extremos del parque Salón de Isabel II, llamado El Salón, una de las zonas verdes preferidas por los palentinos que presumen y con orgullo de ser una de las ciudades más sostenibles de España.
El Cristo del Otero, casi superlativo
El Cristo del Otero, una de las estatuas de Jesucristo más altas del mundo (dicen que la segunda después del Cristo Redentor de Río de Janeiro), fue construido en el año 1931 según el proyecto del palentino Victorio Macho. Esta escultura ecléctica aglutina diferentes tendencias como el postcubismo y el art déco.
Bajo la estatua hay una ermita de origen rupestre de tres naves donde está enterrado el escultor y donde se conservan, en un pequeño museo, los proyectos de algunas de sus obras.
Palencia la nuit
Si me habéis hecho caso y habéis hecho un recorrido por todo lo que os he recomendado seguro que al caer la tarde estáis cansados y hambrientos. La gastronomía palentina es excepcional (no os perdáis sus quesos) pero si os gustan las curiosidades tenéis que saber que en Palencia se puede comer la mejor tortilla de patatas de España. Para degustarla tenéis que ir al Restaurante La Encina (Casañé, 2) cerca del parque Salón de Isabel II, donde Ciri González, que ha ganado en varias ocasiones el Campeonato de España de Tortilla de Patata, la prepara con muchísimo cariño.
Para acabar la jornada no hay nada mejor que tomarse un vino o una copa en The Lemon Society. Este gin club y gastro wine pub del Paseo del Salón es conocido por ser el local que tiene más ginebras del mundo. Aquí poco a poco se han ido reuniendo destilados de muchísimas partes del mundo. The Lemon Society es un lugar de encuentro de gente variopinta y donde se puede asistir a un concierto, ver una exposición o hacer una cata de vinos en un ambiente agradable.
Más información sobre Palencia en www.palenciaturismo.es.