Ruta del Vino de Toro, un destino que deja huella
La Ruta del Vino de Toro, un destino que comparten las provincias de Zamora y Valladolid, marida vino y gastronomía con patrimonio y paisaje. La Ruta de Vino de Toro ofrece experiencias únicas e inolvidables, es decir, que dejan huella.
Es una alternativa ideal para un fin de semana o una escapada corta de turismo de interior, en una zona repleta de historia, patrimonio, cultura y gastronomía y con una enorme tradición vinícola de calidad.
Esta ha sido la segunda ocasión que hemos viajado a este destino de Castilla y León y tenemos que reconocer que nos ha sorprendido todavía más de lo que lo hizo la primera vez.
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La tinta de Toro, una uva con solera y muy viajera
Los orígenes de estos vinos de la comarca zamorana de Toro son anteriores al asentamiento de los romanos y dicen que fueron en la Carabela La Pinta rumbo a las Indias. La comarca de la Denominación de Origen Toro abarca diecisiete términos municipales entre el sureste de la provincia de Zamora y el suroeste de la provincia de Valladolid.
El río Duero atraviesa estos viñedos con cepas centenarias e incluso prefiloxéricas, donde crecen diversas variedades tanto para elaborar vinos tintos como los blancos: tinta de Toro, malvasía y verdejo. Sus relieves suaves y ondulados y su superficie caliza permiten, junto con el clima, que la uva tinta de Toro tenga tanta personalidad dando, además, un vino potente, con cuerpo y de gran calidad.
Un itinerario por la Ruta del Vino de Toro: San Román de Hornija
Hay muchas combinaciones que se pueden realizar a lo largo de estar ruta del vino pero, en esta ocasión, nosotros comenzamos nuestro recorrido en la localidad vallisoletana de San Román de Hornija, donde se encuentra la iglesia – museo rey Chindasvinto, en la parroquia de Nuestra señora de la Asunción.
Este templo alberga una pequeña capilla reconvertida en un interesante museo dedicado a este rey visigodo que está enterrado junto a su amada esposa Reciberga.
De hecho los huesos de ambos monarcas están a la vista (y las pruebas realizadas dicen que son de mediados del siglo VII) en un cubículo protegidos por una vitrina. Como curiosidad la reina Reciberga murió muy joven, con poco más de 20 años, mientras que Chindasvinto falleció muy mayor para la época con 90 años.
Todo y eso el monarca visigodo quiso ser enterrado con su esposa a la que consideró el gran amor de su vida.
En San Román de Hornija destaca la Escuela del Ayer, un colegio centenario que todavía está en funcionamiento y que tiene un aula que recrea la enseñanza en los años 40. Visitar esta clase de la Escuela del Ayer es casi como hacer un viaje al pasado ya que se conservan pupitres, tinteros, plantillas de dibujo técnico antiguas (obviamente hechas de madera), entre otros objetos de más de ochenta años de antigüedad.
Aunque lo que nos llamó verdaderamente la atención eran las láminas (una especie de pergaminos recogidos con una manivela) con las que aprendían historia de España y el Antiguo Testamento.
En San Román de Hornija conocimos una bodega tradicional excavada en un túmulo, la de Ernesto del Palacio. Y es que en plena Tierra del Vino, entre Valladolid y Zamora, el vino se convierte en algo familiar. Es muy interesante entrar en esas cavas y ver cómo la temperatura es constante sea cual se la época del año un grado arriba o un grado abajo.
La Ruta del Vino de Toro cuenta con dos bodegas más en San Román de Hornija: Elías Mora y Rejadora, ambas modernas y abiertas a visitas. La historia de la bodega Rejadorada os la explicaremos más adelante ya que su origen está en el Palacio de Toro en el que tuvimos el placer de alojarnos.
Un alojamiento especial: Castillo Monte La Reina
El Castillo de Monte la Reina, en la localidad del mismo nombre, es un alojamiento excepcional de esta ruta. Ubicado en un palacio neogótico del siglo XIX, este hotel y restaurante es simplemente único.
Cuenta con ocho habitaciones y la nuestra tenía un baño dentro de una almena, cosa que nos pareció realmente curioso. También tiene un innovador sistema de aire acondicionado con enfriadoras de agua que no habíamos visto nunca en ningún establecimiento, parking para coches eléctricos y muchos aspectos que hacen de este alojamiento un lugar totalmente sostenible y adaptado al futuro.
En el Castillo de Monte la Reina se degusta una gastronomía excelente maridada con los vinos que se elaboran en la moderna y joven bodega del mismo nombre y que está a unos metros de distancia.
El edificio que la acoge lo proyectó el arquitecto Jesús Juárez que concibió esta construcción como una gran cámara de fotos. La bodega del Castillo de Monte La Reina produce un millón de botellas al año y aquí se realizan tanto catas para adultos como actividades para que los más pequeños se acerquen al mundo del vino.
En ruta hacia Toro
Nuestro viaje nos lleva ahora a las bodegas y viñedos Maires, a las afueras en Toro, gestionada por dos primos Fernando y Pablo. Ellos han llevado a cabo un proyecto novedoso que da lugar a una nueva forma de entender el vino ya que aquí maridan viticultura y comunicación.
Asimismo bodegas y viñedos Maires es ecológica, sostenible y autosuficiente ya que se abastece a través de energías limpias.
Ya en Toro lo primero que hicimos fue dirigirnos a nuestro alojamiento, el Palacio Rejadorada, un antiguo palacio del siglo XV donde nació la bodega de San Román de Hornija. Está en el centro histórico de la ciudad a tan solo un paso de la bella Colegiata de Santa María y de la Plaza Mayor.
Como muchos edificios toresanos cuenta con una bodega subterránea y una hermosa historia ya que la reja de este palacio toresano fue testigo de la valentía de la mayor heroína de esta población, Antona García.
La villa, bajo el yugo de los portugueses y su gobernador, Juan de Ulloa, se enfrentaba en el año 1476 al ejército de la reina Isabel la Católica. Un grupo de resistentes fiel a la reina de Castilla liderados por Antona planeó la entrega de Toro a Isabel. Pero, descubiertos por Ulloa, éste los condenó a todos a muerte en la horca menos a Antona, a la que ordenó ajusticiar a garrote vil en la reja de su misma casa.
Días después la reina Isabel reconquistó Toro y al enterarse de la hazaña de Antona ordenó dorar la reja en la que fue ajusticiada para que el recuerdo de esta mujer brillase por siempre en el recuerdo de todos los toresanos.
Toro, al igual que muchas localidades de La Rioja, está repleto de bodegas subterráneas. Una de ella es la histórica Hermanos Velasco, que destaca también por su vinoteca y los productos típicos que tiene a la venta.
Dónde comer en Toro
Toro cuenta con numerosas opciones para disfrutar de una buena mesa. Una de ellas es el Restaurante Bodega La Viña del Abuelo (Merced 1, 49800 Toro). Su bodega se encuentra en los terrenos donde antaño un antiguo monasterio.
El restaurante tiene una amplia cristaleras con vistas a la sala de barricas. También en esta localidad de la provincia de Zamora y justo al lado de la Plaza Mayor, está la Esquina de Colás (Plaza Mayor 24, 49800 Toro), muy conocido por sus tapas y raciones.
A escasos metros, en la Plaza Bollos de Hito está el Restaurante Castilla, que cuenta con menú moderno, sostenible y delicioso en el que destaca sobremanera el arroz a la zamorana. Para cenar una opción muy recomendable por sus vistas es la Terraza Enológica Malaspina, en el hotel Juan II, un sitio perfecto para ver el atardecer sobre el Duero.
Si queréis hacer una visita guiada por Toro a buen precio os recomendamos la que ofrecen los chicos de Civitatis.
Recorriendo los pueblos de la Ruta del Vino de Toro
Algunos pueblos de Zamora forman parte de la Ruta del Vino de Toro. Uno de ellos es Sanzoles, una localidad muy conocida por la mascarada del Zangarrón que se celebra el día de San Esteban, el 26 de diciembre.
El Zangarrón de Sanzoles del Vino es una Fiesta declarada de Interés Turístico Regional y se considera una de las mascaradas de invierno más importantes de la provincia de Zamora. No es de extrañar que sea muy recomendable visitar el Museo del Zangarrón donde se explican todos los detalles de esta tradición.
Otra de las poblaciones interesantes de esta ruta vitivinícola es El Pego, que destaca por sus bodegas del siglo XIV, de estilo mudéjar, y su iglesia barroca del XIII. Pero lo mejor de El Pego son, sin duda, sus vecinos.
Muchos de ellos cuentan con su propia bodega excavada en los túmulos donde producen vino para su consumo particular. Nosotros tuvimos la suerte de conocer a Juan, un lugareño muy afable, que nos abrió las puertas de su bodega y nos agasajó con vino, queso y chorizo del lugar. A nosotros, urbanitas a más no poder, nos encantó esta experiencia.
Otra visita imprescindible en la Ruta del Vino del Toro es Venialbo, un pueblo vitivinñicola, amante de las costumbres y tradiciones y surcado por el arroyo de Yalanda. Es un lugar singular con viñedos amparados bajo la Denominación de Origen Toro y rodeado por dehesas y montes.
La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es el edificio arquitectónico más importante y su joya artística más preciada es el retablo mayor, de Arnao Palla. Tampoco hay que perderse la zona de bodegas particulares gestionadas, al igual que en El Pego, por los propios vecinos.
El último pueblo que recorrimos en este itinerario por la Ruta del Vino de Toro fue Morales de Toro, donde en el primer viaje conocimos el Museo del Queso y el Museo del Vino Pagos del Rey.
En esta ocasión conocimos la Vermutería Aventón, un centro de elaboración e interpretación del vermut que nace de la pasión de un grupo de enólogos toresanos, y dimos buena cuenta de una gran comida en el restaurante La Panera de San Juan, ubicado en una panera del siglo XVIII.
De esta manera, a lo grande gastronómicamente hablando, nos despedimos esta ocasión de la Ruta del Vino de Toro, un destino al que, seguramemte, no tardaremos en volver.
La Panera en Morales de Toro …..ESPECTACULAR, y el vermut Aventón buenísimo. Recomiendo las dos cosas.
Comimos estupendamente y el vermut es rico, rico.